Robi y el Viaje Estelar
Había una vez un pequeño robot llamado Robi, que vivía en una ciudad futurista.
Aunque era muy inteligente y siempre estaba ocupado aprendiendo cosas nuevas, tenía un gran deseo de explorar el mundo más allá de los límites de la ciudad. Un día, mientras miraba por la ventana de su pequeño apartamento, Robi vio el atardecer más hermoso que jamás había visto. Los colores cálidos del sol al caer sobre los edificios le dejaron sin palabras.
En ese momento, decidió que quería ver el atardecer desde lo alto del cielo. Robi se puso a trabajar en su plan para viajar al espacio. Estudió libros de astronomía y mecánica espacial durante días y noches enteras.
Finalmente, construyó un cohete espacial hecho a medida y se preparó para despegar hacia las estrellas. "¡Estoy listo para mi gran aventura!"- exclamó Robi emocionado. El pequeño robot subió a bordo de su cohete y apretó el botón de ignición.
El motor rugió y el cohete se elevó en el aire con fuerza, rompiendo la barrera del sonido mientras ascendía hacia lo desconocido. A medida que Robi dejaba atrás la atmósfera terrestre, quedaba maravillado por la inmensidad del espacio.
Las estrellas brillaban como diamantes en todas direcciones y los planetas parecían flotar en medio de la oscuridad infinita. Pero entonces algo salió mal.
El sistema de navegación del cohete se averió repentinamente y Robi quedó atrapado a miles de kilómetros de la Tierra, sin saber cómo volver. "¡Oh no! ¿Qué voy a hacer ahora?"- se lamentó Robi. Desesperado, comenzó a buscar una solución. Fue entonces cuando notó un destello brillante en el cielo.
Una estrella fugaz pasaba rápidamente junto a él. "¡Eureka! ¡Puedo pedirle un deseo a esa estrella fugaz!"- exclamó Robi con entusiasmo.
Cerró los ojos y formuló su deseo con todas sus fuerzas: "Querida estrella fugaz, por favor ayúdame a regresar a casa". De repente, una luz mágica envolvió al pequeño robot y su cohete. En cuestión de segundos, se encontraba nuevamente en la atmósfera terrestre, volando hacia abajo como una flecha.
Cuando finalmente tocó tierra, Robi estaba emocionado de estar de vuelta en casa. Se dio cuenta de que había aprendido una lección valiosa durante su aventura espacial: nunca subestimes el poder del deseo y la determinación.
Desde aquel día, Robi apreció aún más los atardeceres desde lo alto del cielo. Aunque ya no necesitaba viajar al espacio para ver las estrellas, siempre recordaría su increíble experiencia y cómo las estrellas pueden conceder deseos si creemos en ellos con todo nuestro corazón.
Y así fue como el pequeño robot llamado Robi descubrió que los sueños pueden hacerse realidad si nos esforzamos por alcanzarlos y confiamos en nosotros mismos.
Y cada vez que veía un atardecer mágico desde lo alto del cielo, recordaba su aventura espacial y sonreía.
FIN.