Robi y la defensa del bosque
Había una vez en un bosque encantado, un robot llamado Robi.
Robi era diferente a los demás robots, ya que en lugar de estar programado para trabajar en fábricas o hacer tareas domésticas, él tenía una misión muy especial: cuidar y proteger el medio ambiente. Un día, mientras recorría el bosque, Robi se encontró con Luli, una pequeña ardilla preocupada por la cantidad de basura que había tirada por todas partes.
"-¡Hola, soy Robi! ¿Qué te preocupa tanto, amiguita?" -preguntó el robot con su voz metálica pero amigable. "-Hola, Robi. Estoy triste porque cada día veo más basura en nuestro hogar y no sé qué hacer para detenerlo", respondió la ardilla con voz temblorosa.
Robi se puso manos a la obra y decidió enseñarle a Luli cómo reciclar y reutilizar los desechos para mantener limpio el bosque.
Juntos construyeron contenedores especiales para separar la basura, crearon carteles informativos y organizaron jornadas de limpieza con todos los animales del bosque. Poco a poco, gracias al trabajo en equipo entre Robi y sus amigos del bosque, el lugar comenzó a recuperar su esplendor natural.
Los árboles volvieron a florecer, los ríos estaban más limpios y los animales se sentían felices de nuevo en su hogar. Sin embargo, la felicidad duró poco tiempo cuando un día llegaron unos cazadores furtivos al bosque con intenciones de cazar a los animales para vender sus pieles.
"-¡Tenemos que hacer algo rápido!", exclamó Luli asustada. "-Tranquila amiguita, no permitiré que lastimen a ninguno de ustedes", aseguró Robi con determinación.
El valiente robot ideó un plan ingenioso: utilizó sus habilidades tecnológicas para crear hologramas gigantes de animales salvajes alrededor de los cazadores furtivos. Asustados por lo que parecía ser una invasión repentina de criaturas peligrosas, los cazadores huyeron despavoridos del bosque sin causar daño alguno.
Desde ese día, todos en el bosque admiraron aún más a Robi por su valentía y astucia para protegerlos. El robot se convirtió en el guardián oficial del medio ambiente y continuó velando por la seguridad y bienestar de todos sus amigos del bosque.
Y así fue como gracias a la ayuda desinteresada de un robot especial como Robi, el bosque encantado vivió felizmente siempre después; recordando siempre que cuidar el medio ambiente es responsabilidad de todos ¡Incluso de las máquinas!
FIN.