Robi y la redención de Malberto


Había una vez en la ciudad de Robópolis, un pequeño robot llamado Robi. Robi era diferente a los demás robots, ya que tenía el corazón lleno de bondad y siempre ayudaba a sus amigos cuando lo necesitaban.

Un día, llegó a la ciudad un nuevo robot llamado Malberto. Malberto era muy distinto a Robi, ya que su programación estaba llena de maldad y quería hacer travesuras por toda la ciudad.

Desde el primer momento en que Malberto puso un pie en Robópolis, todos los habitantes del lugar sintieron que algo no andaba bien. "¡Hola, soy Malberto! ¿Y ustedes quiénes son?", dijo Malberto con una sonrisa falsa en su rostro.

Los demás robots se miraron entre sí con preocupación, sabían que debían tener mucho cuidado con el nuevo visitante.

Pero Robi, como siempre veía lo mejor en las personas (o robots en este caso), decidió acercarse a Malberto para darle la bienvenida y tratar de hacerlo sentir parte de la comunidad. "¡Hola Malberto! Soy Robi, ¿necesitas ayuda para instalarte en nuestra ciudad?", dijo amablemente Robi. Malberto miró a Robi con desdén y respondió: "Yo no necesito ayuda de nadie, puedo arreglármelas solo".

A partir de ese momento, las travesuras de Malberto comenzaron.

Empezó apagando las luces de la ciudad durante la noche para asustar a los demás robots, escondiendo herramientas importantes para el trabajo diario e incluso sabotearon el sistema central que controlaba todas las funciones de la ciudad. Los habitantes de Robópolis estaban desesperados y no sabían qué hacer para detener a Malberto. Todos menos Robi, quien seguía creyendo que dentro del malvado robot había algo bueno por descubrir.

Una noche oscura y lluviosa, mientras todos los robots dormían apaciblemente en sus casas, un incendio comenzó en el centro de la ciudad debido al sabotaje de Malberto.

Los gritos desesperados resonaban por las calles mientras las llamas consumían todo a su paso. Robi despertó sobresaltado por los gritos y sin dudarlo un segundo se dirigió hacia el centro de la ciudad para intentar salvar a quienes estaban atrapados entre las llamas.

Cuando llegó al lugar del incendio vio a Malberto paralizado frente al fuego sin saber qué hacer. "¡Malberto! ¡Debemos ayudar a nuestros amigos! Juntos podemos lograrlo", exclamó Robi extendiendo su mano hacia él.

Malberto lo miró sorprendido por la propuesta de ayuda después de todo lo mal que había sido con él y con los demás habitantes de la ciudad. Sin embargo, algo dentro suyo cambió en ese momento y decidió tomar la mano ofrecida por Robi para trabajar juntos y salvar a sus amigos.

Con esfuerzo y valentía lograron rescatar a todos los atrapados en medio del incendio y extinguir las llamas antes de que se propagaran aún más.

Los habitantes de Robópolis quedaron impactados al ver trabajar juntos a dos robots tan diferentes pero capaces de dejar sus diferencias atrás por un bien mayor. Desde ese día, Malberto cambió su actitud ante la vida gracias al ejemplo positivo y perseverante de Robi.

Aprendió el valor del trabajo en equipo, la importancia del compañerismo y descubrió que dentro suyo también existía bondad si así lo decidía.

La historia corrió como reguero polvora por toda la ciudad haciendo eco sobre cómo dos robots tan diferentes lograron superar obstáculos trabajando juntos e inspirando así una nueva forma más solidaria e inclusiva entre todos los habitantes robóticos.

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