Roboamigos
Había una vez en la hermosa ciudad de Mar del Plata, un perro llamado Choco y un gato llamado Pelusa que eran los mejores amigos del mundo. Pasaban todo el día jugando juntos y explorando su vecindario.
Un día, mientras caminaban por la calle, encontraron un robot abandonado. Era pequeño y parecía bastante viejo, pero Choco y Pelusa sabían que podían hacer algo con él.
"¡Mira lo que encontré Pelusa! ¿Qué crees que sea esto?" preguntó emocionado Choco. "No tengo idea amigo, pero parece interesante" respondió Pelusa curioso. Decidieron llevar el robot a casa para estudiarlo mejor.
Después de horas de trabajo duro, lograron repararlo y descubrieron que era capaz de hablar e incluso volar como un ave. "¡Es increíble! ¡Tenemos nuestro propio canario robótico!" exclamó Choco. "Pero no podemos quedarnos con él todo el tiempo. Necesitamos encontrarle un hogar adecuado" dijo Pelusa pensativo.
Así comenzó la búsqueda del hogar perfecto para su nuevo amigo robótico. Pero las cosas se complicaron cuando descubrieron que alguien había robado una joyería cercana y las autoridades estaban buscando al ladrón por todos lados.
Choco y Pelusa decidieron investigar por su cuenta para ayudar a resolver el caso. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que el verdadero ladrón era nada menos que otro perro conocido en el vecindario como "El Ratero".
Con astucia e inteligencia, Choco y Pelusa lograron capturar al ladrón y entregarlo a las autoridades, quienes lo arrestaron de inmediato. "¡Lo logramos amigo! Somos unos verdaderos detectives" dijo Choco emocionado. "Sí, pero no podemos olvidar que todavía tenemos que encontrar un hogar para nuestro pequeño amigo robótico" respondió Pelusa recordándole el problema inicial.
Finalmente, después de muchas entrevistas con posibles dueños, encontraron una familia amorosa y responsable que estaba dispuesta a adoptar al canario robótico. La familia estaba encantada con su nuevo miembro animal y prometieron cuidarlo siempre.
Choco y Pelusa se dieron cuenta de que aunque habían pasado por muchos desafíos en su búsqueda del hogar perfecto para su amigo robótico, nunca perdieron la esperanza ni dejaron de trabajar juntos hasta lograr su objetivo.
Aprendieron la importancia de ser perseverantes y nunca rendirse ante los obstáculos. Y así termina esta historia de amistad, aventuras y lecciones valiosas en la hermosa ciudad costera de Mar del Plata.
FIN.