Rocky and the Closet Companion
Había una vez un pequeño llamado Lucas que vivía en una casa muy grande y antigua. Por las noches, cuando llegaba la oscuridad, Lucas se sentía invadido por el miedo.
Un monstruo habitaba en su armario y lo asustaba con sus ruidos espeluznantes. "¡Mamá, papá! ¡El monstruo del armario está de vuelta!", gritó Lucas una noche mientras corría a la habitación de sus padres.
Sus padres trataron de tranquilizarlo diciéndole que solo era su imaginación y que los monstruos no existían. Pero eso no calmó a Lucas, quien siempre tenía miedo al caer la noche. Un día, mientras jugaba en el jardín trasero, Lucas vio un perro callejero acercarse gateando hacia él.
El perro parecía asustado y tembloroso. Sin pensarlo dos veces, Lucas decidió llevarlo a su casa para cuidarlo. Al llegar a casa con el perro, Lucas le dio un nombre: Rocky.
Pronto se dieron cuenta de que Rocky era valiente y protector. Siempre estaba dispuesto a jugar con Lucas y dormir cerca de él para mantenerlo seguro durante la noche.
Una noche, cuando llegó la hora de irse a la cama, Lucas miró hacia el armario temeroso como siempre lo hacía. Pero esta vez algo fue diferente; Rocky comenzó a gruñir y ladrar hacia el armario. "¿Qué pasa, Rocky?", preguntó Lucas sorprendido. Lucas abrió lentamente el armario mientras Rocky seguía gruñendo.
Para su sorpresa, encontraron al perro vecino escondido en el armario. "¡Oh, hola Max! ¿Qué estás haciendo aquí?", exclamó Lucas al ver al perro vecino. Max había estado escapando de su casa y buscaba refugio en el armario de Lucas.
Pero mientras lo hacía, asustaba a Lucas haciéndole creer que era un monstruo. Lucas se dio cuenta de que su miedo no era más que una confusión y que su perro Rocky siempre había estado ahí para protegerlo.
A partir de ese día, Lucas dejó de tener miedo al monstruo del armario. Con el tiempo, Max regresó a su hogar y Lucas siguió disfrutando de la compañía valiente y protectora de Rocky.
Aprendió que los miedos pueden ser superados cuando tienes amigos leales a tu lado. Desde entonces, cada noche antes de dormir, Lucas abría el armario y Rocky inspeccionaba cuidadosamente para asegurarse de que no hubiera ningún monstruo escondido. Y juntos, vivieron muchas aventuras llenas de valentía y amistad.
Y así termina nuestra historia queridos niños: nunca subestimen el poder del amor y la amistad para superar nuestros temores más oscuros.
FIN.