Rocky, el amigo leal



Había una vez un perrito llamado Rocky, era muy travieso y le encantaba jugar todo el día. También había un gatito llamado Pelusa, era muy juguetón y siempre estaba buscando algo divertido que hacer.

Un día, los dos se encontraron en la plaza del barrio. Rocky estaba corriendo por todas partes cuando vio al pequeño Pelusa escondido detrás de unos arbustos.

Se acercó lentamente hacia él y dijo:- Hola amiguito, ¿quieres jugar conmigo? Pelusa asintió emocionado y comenzó a seguir a Rocky por toda la plaza. Juntos saltaban sobre las bancas, perseguían palomas y se escondían detrás de los árboles.

De repente, mientras estaban jugando cerca de una fuente, Rocky notó que Pelusa no podía saltar tan alto como él para atrapar una mariposa que volaba cerca. Entonces decidió ayudarlo y lo levantó con su hocico para que pudiera alcanzarla. Pelusa estaba muy agradecido y dijo:- Gracias Rocky, eres un buen amigo.

Desde ese día, los dos amigos pasaban todos los días juntos en la plaza jugando y divirtiéndose.

Pero un día ocurrió algo inesperado: mientras estaban corriendo por el parque persiguiendo una pelota, se toparon con un grupo de niños malvados que les lanzaron piedras. Rocky sintió mucho miedo y corrió hacia su casa sin mirar atrás. Pero Pelusa se quedó allí valientemente defendiendo su territorio hasta que los niños finalmente huyeron.

Cuando Rocky regresó a la plaza y vio que Pelusa había sido lastimado, se sintió muy triste y arrepentido por haber abandonado a su amigo. Entonces decidió cuidarlo y protegerlo siempre.

Desde ese día, Rocky se convirtió en el protector de Pelusa y juntos siguieron jugando y divirtiéndose en la plaza todos los días. La moraleja de esta historia es que los verdaderos amigos están siempre dispuestos a ayudarse mutuamente en cualquier situación, sin importar lo difícil que sea.

Y también nos enseña sobre el valor de la amistad verdadera, que va más allá del juego y las risas.

FIN.

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