Rocky, el lazo de amistad
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, una estudiante universitaria llamada Maria. Maria era una joven alegre y cariñosa, que tenía un amor inmenso por los perritos.
Siempre que veía a uno en la calle, no podía resistirse y se acercaba para acariciarlo y jugar con él. Un día, mientras caminaba de regreso a su casa después de clases, vio a un perrito callejero muy triste y desanimado.
Se acercó lentamente y notó que el perrito tenía hambre y sed. Maria no dudó ni un segundo y decidió llevarlo a su casa para cuidarlo. Al llegar a su hogar, le dio al perrito algo de comida y agua.
El perrito empezó a mover la cola emocionado y le lamió la mano como muestra de agradecimiento. Maria sonrió feliz al ver la reacción del perrito. Desde ese día, Maria cuidó del perrito como si fuera su propio hijo.
Le construyó una casita en el patio trasero, lo bañaba regularmente, lo sacaba a pasear todas las mañanas y lo llevaba al veterinario para asegurarse de que estuviera sano. El perrito, al que Maria decidió llamar Rocky, se convirtió en su fiel compañero.
Juntos vivieron muchas aventuras: fueron al parque a jugar con otros perros, participaron en concursos de belleza canina e incluso visitaron asilos de ancianos para alegrarles el día con su presencia.
Un día, mientras paseaban por el parque, conocieron a Lucas, un niño tímido que había perdido recientemente a su perro. Lucas miraba con tristeza a los demás niños jugando con sus mascotas hasta que vio a Maria y Rocky. —"Hola" , dijo Maria con una sonrisa cálida.
"¿Quieres jugar con Rocky? Es muy bueno haciendo trucos. "Lucas asintió tímidamente y se acercó lentamente al perro. Al principio estaba nervioso, pero rápidamente se dio cuenta de lo amigable que era Rocky.
Pronto comenzaron a correr juntos por el parque y Lucas no paraba de reírse. Esa tarde, Maria invitó a Lucas a su casa para conocer más sobre Rocky e incluso le enseñó cómo entrenarlo para hacer algunos trucos divertidos.
Lucas estaba encantado y emocionado por tener un nuevo amigo animal como Rocky. Con el tiempo, Lucas se volvió más extrovertido gracias a la compañía de Rocky y las enseñanzas de Maria sobre cómo cuidar correctamente a un perro.
La tristeza que sentía por la pérdida de su antigua mascota fue reemplazada por alegría gracias al amor incondicional que recibió tanto de Rocky como de Maria.
Y así es como Maria logró contagiar alegría no solo entre las personas cercanas sino también entre aquellos necesitados como Lucas; demostrando que el amor hacia los animales puede traer felicidad no solo en sus vidas sino también en las vidas de quienes les rodean.
FIN.