Rocky, el perro valiente



Había una vez en un tranquilo pueblo argentino, un perro grande y feroz llamado Rocky. Todos los habitantes del lugar le temían debido a su aspecto intimidante y su actitud agresiva.

Rocky vivía solo en una vieja cabaña abandonada al lado de la montaña. Un día, llegó al pueblo una familia nueva con dos niños pequeños, Sofía y Mateo. Los hermanitos estaban emocionados por explorar el nuevo lugar donde vivirían.

Sin embargo, cuando escucharon hablar sobre el temible perro Rocky, sintieron miedo. Sofía y Mateo decidieron aventurarse hacia la montaña para ver si era cierto lo que decían sobre ese perro tan malo.

Cuando llegaron a la cabaña abandonada, escucharon un gruñido fuerte proveniente de adentro. "¡Tenemos que irnos! ¡Rocky está aquí!"- susurró asustado Mateo. "No te preocupes, tal vez solo necesita amigos"- respondió valientemente Sofía.

Decidieron acercarse poco a poco a la puerta de la cabaña para intentar hacer amistad con el solitario perro Rocky. Al abrir la puerta, se encontraron cara a cara con aquel enorme canino y vieron cómo sus ojos rojos reflejaban tristeza en lugar de ferocidad.

"Hola Rocky", dijo Sofía con voz suave mientras extendía su mano para acariciarle. "No tienes por qué ser malvado todo el tiempo". Rocky dudó por un momento y luego se dejó acariciar tímidamente. Pareciera como si nunca antes nadie le hubiera mostrado cariño ni comprensión.

Sofía y Mateo se dieron cuenta de que Rocky solo necesitaba amor y atención. Desde ese día, los hermanitos visitaban a Rocky todos los días después de la escuela. Le llevaban comida, juguetes y lo sacaban a pasear por el parque del pueblo.

Pronto, la gente comenzó a notar un cambio en el comportamiento de Rocky. Un día soleado, mientras Sofía y Mateo estaban jugando con Rocky en el parque, un ladrón intentó robarle la cartera a una señora mayor.

El perro grande malo no dudó ni un segundo en correr hacia el ladrón y asustarlo hasta hacerlo huir despavorido.

La señora mayor estaba muy agradecida con Rocky por salvarla del robo y decidió contarle al resto del pueblo sobre su valentía. Todos quedaron sorprendidos al enterarse de que aquel temible perro ahora era un héroe. El pueblo cambió su percepción sobre Rocky gracias a las acciones bondadosas que había demostrado.

Ahora, todos querían acercarse para acariciarle y jugar con él. Incluso le construyeron una casita nueva cerca de la casa de Sofía y Mateo para que pudiera vivir más cómodo. Rocky se convirtió en el protector del pueblo, siempre dispuesto a ayudar cuando alguien lo necesitara.

Aunque seguía siendo grande e imponente, ya no era malo sino todo lo contrario: amable y gentil. Esta historia nos enseña que nunca debemos juzgar por las apariencias ni dar segundas oportunidades para cambiar nuestra actitud hacia los demás.

Y así fue como el perro grande malo se convirtió en el perro grande bueno y valiente del pueblo.

FIN.

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