Rocky y el miedo estrellado


Había una vez un perro llamado Rocky que vivía en un hermoso pueblo junto a su dueño, Lucas. Rocky era un perro muy valiente y siempre estaba dispuesto a proteger a Lucas de cualquier peligro.

Un día, el pueblo se preparaba para celebrar una gran fiesta con fuegos artificiales. Todos estaban emocionados por ver los colores brillantes y escuchar los sonidos de los fuegos artificiales.

Sin embargo, Rocky no tenía idea de lo que eran esos ruidos fuertes y brillantes en el cielo. Cuando comenzaron los fuegos artificiales, Rocky se asustó mucho. Corrió rápidamente hacia la casa de Lucas y se escondió debajo de la cama temblando de miedo.

Lucas notó que Rocky estaba asustado y decidió hacer algo al respecto. Se acercó lentamente a él y le susurró palabras tranquilizadoras: "Tranquilo, Rocky, solo son luces bonitas en el cielo". Rocky levantó tímidamente la cabeza mirando a Lucas con ojos llenos de miedo.

"-¿Luces bonitas? No entiendo qué está pasando", dijo Rocky con voz temblorosa. Lucas decidió explicarle todo sobre los fuegos artificiales para ayudarlo a superar su miedo.

Le contó cómo las personas lanzaban estos artefactos al aire para celebrar cosas especiales como cumpleaños o Año Nuevo. "-Pero ¿por qué hacen tanto ruido?", preguntó confundido Rocky. Lucas le explicó que esos ruidos fuertes eran simplemente el sonido del polvo explosivo dentro de los fuegos artificiales.

Le aseguró que no eran peligrosos y que no iban a lastimarlo. Rocky comenzó a sentirse un poco más tranquilo al escuchar las palabras reconfortantes de Lucas. Sin embargo, todavía tenía miedo de salir y enfrentarse a los fuegos artificiales.

Lucas tuvo una idea brillante. Decidió llevar a Rocky al parque durante el día para mostrarle algunos juguetes que hacían ruidos similares pero menos fuertes, como petardos o cohetes de juguete.

De esta manera, Rocky podría acostumbrarse gradualmente al sonido sin sentir tanto miedo. Al principio, Rocky todavía estaba un poco asustado por los ruidos de los juguetes en el parque, pero con la paciencia y el amor constante de Lucas, poco a poco comenzó a relajarse.

Pasaron varios días practicando en el parque hasta que finalmente llegó la noche de los fuegos artificiales nuevamente. Esta vez, Rocky se sentía mucho más valiente y confiado gracias a su entrenamiento previo.

Cuando comenzaron los fuegos artificiales, Rocky decidió enfrentar sus miedos y salir al jardín junto a Lucas. Aunque todavía sentía un poco de nerviosismo, recordaba las palabras tranquilizadoras de su dueño: "Solo son luces bonitas en el cielo".

Poco a poco, conforme pasaban los minutos, Rocky se dio cuenta de que no había nada que temer. Los colores brillantes y los ruidos ya no le causaban tanto miedo como antes.

Finalmente, cuando terminaron los fuegos artificiales y todo volvió a la calma, Rocky se sintió muy orgulloso de sí mismo por haber superado su miedo. Lucas lo felicitó y le dio un montón de caricias. Desde ese día, Rocky ya no tenía miedo de los fuegos artificiales.

Se dio cuenta de que podía enfrentar cualquier desafío con valentía y confianza, siempre y cuando tuviera el amor y el apoyo de su querido dueño.

Y así, Rocky vivió felizmente junto a Lucas en su hermoso pueblo, sin temer a los ruidos fuertes ni a las luces brillantes en el cielo.

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