Rocky y el rescate en el bosque


Había una vez un perro llamado Rocky, un simpático labrador dorado que vivía en una casa cerca del bosque con su familia humana. Un día, mientras jugaba persiguiendo mariposas, Rocky se adentró demasiado en el bosque y terminó perdiéndose.

"¡Guau, guau! ¿Dónde estoy?" -se preguntaba Rocky mirando a su alrededor, sintiéndose asustado y solo. Mientras tanto, en la casa de Rocky, su familia humana lo buscaba desesperadamente por todas partes.

Llamaron a sus amigos del barrio para pedir ayuda y juntos comenzaron la búsqueda en el bosque. "¡Rocky, ven aquí boy! ¡No te asustes!" -gritaban todos mientras lo buscaban entre los árboles y arbustos.

Rocky intentaba encontrar su camino de regreso a casa siguiendo su olfato y escuchando atentamente los ladridos de sus amigos humanos. De repente, escuchó un ruido extraño proveniente de un arbusto cercano. Se acercó con cautela y descubrió a un pajarito atrapado entre las ramas.

"¡Hola amiguito plumífero! No tengas miedo, voy a ayudarte" -dijo Rocky con ternura mientras liberaba al pajarito con cuidado. El pajarito revoloteó felizmente alrededor de Rocky antes de volar hacia el cielo.

Agradecido por haber podido ayudar a su nuevo amigo emplumado, Rocky continuó su camino por el bosque con renovada determinación. Mientras tanto, la búsqueda de Rocky continuaba sin descanso. Sus amigos humanos no se daban por vencidos y seguían buscándolo incansablemente.

De repente, escucharon un ladrido familiar resonando entre los árboles. "¡Ese es Rocky! ¡Está por allá!" -exclamaron emocionados corriendo hacia donde provenía el sonido.

Y allí estaba Rocky, parado en medio del sendero del bosque con una sonrisa en su hocico y la cola agitándose frenéticamente. Su familia humana corrió hacia él llenos de alegría y alivio. "¡Rocky querido, estás sano y salvo! ¡Gracias a Dios te encontramos!" -dijeron abrazándolo fuertemente.

Rocky les ladró felizmente como si quisiera contarles todas las aventuras que vivió durante su travesía perdida en el bosque. Desde ese día, nunca más se separó demasiado de su casa ni del lado de sus seres queridos.

Aprendió que la valentía y la amistad pueden llevarlo lejos pero siempre es mejor regresar junto a quienes más lo quieren.

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