Rocky y la misión de las señales perdidas
En una ciudad muy alegre y colorida vivía un simpático perrito llamado Rocky. Rocky era un perro muy inteligente y siempre estaba atento a lo que sucedía a su alrededor.
Un día, mientras paseaba por las calles de la ciudad, se dio cuenta de algo muy extraño: ¡las señales de tráfico habían desaparecido por completo! Rocky sabía lo importante que eran las señales de tráfico para mantener a todos seguros en la ciudad.
Sin ellas, los autos no sabrían cuándo parar o avanzar, y eso podía causar muchos accidentes. Preocupado por la seguridad de todos, Rocky decidió tomar cartas en el asunto.
Se paró en medio de la plaza principal y con su vocecita aguda llamó la atención de todos los niños que jugaban cerca. - ¡Chicos! ¡Chicos! -gritó Rocky-. Las señales de tráfico han desaparecido y nuestra ciudad no es segura. Necesitamos hacer algo al respecto.
Los niños se acercaron curiosos a escuchar al pequeño perrito parlanchín. - ¿Qué podemos hacer, Rocky? -preguntó Valentina, una niña con grandes trenzas rosadas. - Debemos ser valientes y buscar soluciones juntos -respondió Rocky-.
Una forma segura y divertida de movernos por la ciudad es usando bicicletas. Así evitamos posibles accidentes mientras buscamos cómo recuperar las señales perdidas. Los niños asintieron emocionados ante la propuesta del astuto perrito. Todos estaban dispuestos a ayudar. Y así comenzaron su aventura en bicicleta por la ciudad.
Recorrieron calles y plazas, buscando pistas sobre el paradero de las señales perdidas.
En el camino encontraron obstáculos que superaron trabajando en equipo: levantaron ramas caídas para despejar el camino, ayudaron a una abuelita a cruzar la calle con seguridad e incluso rescataron un gatito travieso atrapado en un árbol. Después de muchas peripecias, finalmente descubrieron que un grupo de pájaros traviesos había tomado las señales para construir nidos para sus crías.
Con paciencia y creatividad lograron convencer a los pájaros para devolver las señales a cambio de construirles casitas especiales para ellos en los árboles. Una vez recuperadas todas las señales, los niños junto con Rocky trabajaron arduamente reconstruyendo una ciudad más segura que nunca.
Pintaron las señales con colores brillantes, colocándolas estratégicamente en cada esquina para recordar a todos cómo circular correctamente por la vía pública.
Al finalizar su tarea, toda la ciudad celebró con alegría el trabajo en equipo realizado por los valientes niños y el ingenioso perrito Rocky. Desde ese día, todos aprendieron lo importante que era respetar las normas viales para garantizar la seguridad de todos los habitantes del lugar.
Y así fue como gracias al valor, ingenio y solidaridad de unos cuantos amigos animals y humanos, lograron convertir su ciudad nuevamente en un lugar seguro donde vivir felices y tranquilos.
FIN.