Rocky y su gran logro


Había una vez un perrito llamado Rocky, que vivía en una casa muy linda con su familia humana. A Rocky le encantaba jugar en el jardín, correr detrás de las pelotas y recibir caricias en la panza.

Pero había un problema: Rocky no sabía ir al baño como los demás perros. Siempre hacía sus necesidades donde quería, sin importarle si era adentro o afuera de la casa.

Un día, la mamá de la familia decidió que era hora de enseñarle a Rocky a ir al baño como las personas. Así que se propuso entrenarlo para que aprendiera a hacer sus necesidades afuera, en el patio trasero.

Al principio, Rocky no entendía muy bien qué debía hacer. Se sentaba junto a la puerta y lloraba cuando quería salir, pero luego se olvidaba y hacía pis dentro de la casa.

La mamá de la familia no se rindió y decidió probar con un nuevo método: colocar un pequeño inodoro para perros en el jardín. Le explicó a Rocky que ese era su lugar para hacer pis y caca, y lo animaba cada vez que lo usaba correctamente.

Al principio, Rocky estaba confundido, pero poco a poco fue entendiendo lo que se esperaba de él. Los días pasaron y Rocky comenzó a mejorar cada vez más.

Ya no tenía accidentes dentro de la casa y siempre corría hacia su pequeño inodoro en el jardín cuando sentía ganas de hacer sus necesidades. La familia estaba muy orgullosa del progreso de Rocky y lo felicitaban con caricias y premios cada vez que lo hacía bien.

Un día, mientras jugaba en el jardín, Rocky vio a un perrito vecino haciendo sus necesidades afuera sin ningún problema. Se acercó curioso y le preguntó cómo había aprendido tan rápido.

El perrito vecino le contó que también había tenido dificultades al principio, pero con paciencia y práctica logró aprender. Desde ese día, Rocky se esforzó aún más por ser como su amigo vecino.

Practicaba todos los días en su pequeño inodoro hasta que finalmente logró dominar por completo el arte de ir al baño como las personas. La mamá de la familia estaba tan emocionada y feliz por los avances de Rocky que decidió organizar una fiesta especial para celebrar su logro.

Invitó a todos los amigos humanos y perrunos de Rocky para compartir una tarde llena de juegos divertidos y premios deliciosos. Y así fue como Rocky aprendió una gran lección: con esfuerzo, paciencia y amor todo es posible.

Desde entonces, se convirtió en un ejemplo para todos los demás perritos del barrio e inspiró a muchos a seguir su camino hacia el éxito en el baño. Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Felices enseñanzas!

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