Rodri y el secreto de la biblioteca ordenada



Había una vez en el país de los Libros Desordenados, un pequeño ratoncito llamado Rodri que vivía en una biblioteca muy caótica. Los libros estaban por todos lados, desordenados y apilados de cualquier forma.

Rodri se sentía abrumado por tanto desorden y no sabía cómo solucionarlo. Un día, mientras buscaba algo para comer entre los montones de libros, Rodri encontró a la señora Lechuza, la sabia bibliotecaria del lugar.

Ella notó la angustia en los ojitos del ratoncito y decidió ayudarlo. "¿Qué te pasa, Rodri? Veo que estás preocupado", dijo la señora Lechuza con voz calmada.

Rodri le explicó lo abrumado que se sentía con todo el desorden de la biblioteca y cómo eso le impedía encontrar las cosas que necesitaba. La señora Lechuza asintió con comprensión y le propuso a Rodri un plan para organizar la biblioteca. "Lo primero que debemos hacer es separar los libros por género: cuentos, novelas, poesías, etc.

", explicó la señora Lechuza. Así empezaron juntos a clasificar los libros y a colocarlos en sus respectivos lugares. Rodri se sorprendió al ver lo mucho más fácil que era encontrar cada libro una vez que estaban ordenados.

Además, descubrió libros interesantes que ni siquiera sabía que existían. Poco a poco, con paciencia y trabajo en equipo, lograron poner en orden toda la biblioteca. Rodri se sentía feliz y orgulloso de su trabajo junto a la señora Lechuza.

"¡Gracias por tu ayuda! Ahora me siento mucho mejor con todo organizado", dijo emocionado el ratoncito.

La señora Lechuza sonrió ante las palabras de Rodri y le recordó lo importante que es mantener el orden para poder disfrutar plenamente de las cosas importantes de la vida. Desde ese día, Rodri se convirtió en el encargado oficial de mantener el orden en la biblioteca y nunca más volvió a sentirse abrumado por el desorden.

Aprendió que con paciencia y dedicación se pueden resolver incluso las situaciones más angustiantes. Y así, entre risas y cuentos felices, Rodri vivió aventuras increíbles dentro de esa biblioteca ahora organizada donde cada libro tenía su lugar especial.

Y colorín colorado este cuento organizativo ha terminado ¡Qué bueno haberlo contado!

FIN.

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