Roma y el Dragón de la Casa
Érase una vez, en una pequeña ciudad llamada Roma, había una niña curiosa y aventurera que siempre soñaba con descubrir cosas nuevas. Era conocida por todos en su vecindad por su gran corazón y su espíritu intrépido. Un día, mientras exploraba el viejo parque de la ciudad, se topó con un viejo libro polvoriento que yacía entre los arbustos. Al abrirlo, las páginas comenzaron a brillar y, de repente, ¡se encontró transportada a un mundo mágico!
Mientras exploraba este nuevo mundo, se dio cuenta de que no estaba sola. Un dragón amistoso de color verde brillante voló hacia ella. "¡Hola! Soy Drako, el dragón de la casa. ¿Qué te trae a este lugar?"-
"Hola Drako, soy Roma. Encontré un libro en el parque y ahora estoy aquí. ¡Es increíble!"-
"Claro que sí, Roma. Pero tengo un pequeño problema. Mi casa, el Castillo de los Sueños, ha sido invadida por un grupo de gruñones que han robado mis tesoros. ¡Necesito tu ayuda!"-
Roma, entusiasmada por la aventura, aceptó ayudar a su nuevo amigo. "¿Cómo puedo ayudarte, Drako?"-
"Hay tres tesoros que debemos devolver. Cada uno está custodiado por un reto diferente, y juntos podemos superarlos. ¿Te atreves?"-
"¡Sí! Estoy lista para la aventura!"-
El primer tesoro estaba custodiado por un grupo de pájaros que solo se dejaban ver al resolver un acertijo. El acertijo era complicado, pero Roma, con su ingenio, logró resolverlo: "¿Qué es lo que siempre avanza y no se detiene?"-
"¡El tiempo!"- gritó Drako emocionado. Los pájaros aplaudieron y les permitieron pasar. Así, Roma y Drako recuperaron el primer tesoro: una hermosa corona de cristal que brillaba como el sol.
El segundo tesoro estaba guardado por un zorro astuto que les desafió a una carrera. "Si quieren el tesoro, tendrán que ganarme en una carrera. ¡Yo soy el más veloz de todos!"-
"No puede haber una carrera sin reglas claras. ¡Vamos Drako, sigamos mi estrategia!"- propuso Roma.
Así que Roma pensó en un plan. "Yo te sostendré las patas mientras tú atraviesas el camino más corto. ¡Confiemos en la fuerza de la amistad!"-
"¡Eso es brillante!"- dijo Drako.
Y así, en lugar de competir, se ayudaron mutuamente y, sorprendentemente, llegaron juntos a la meta, haciendo que el zorro se reirá. "¡Está bien! Ustedes son los más ingeniosos. Aquí tienen su segundo tesoro: ¡la gema del esfuerzo!"-
El último tesoro, sin embargo, estaba custodiado por un gigante que les pidió que le contaran algo que los hiciera reír. Roma miró a Drako y, juntos, comenzaron a contar chistes y anécdotas divertidas.
"¿Qué le dice una iguana a su hermana gemela?"- preguntó Roma. "Iguanita, ¡vení!"-
El gigante soltó una gran carcajada que resonó por todo el bosque, y en ese momento, recordó su propia infancia y todas las risas que había compartido.
"¡Bien! ¡Está bien! Se lo llevan. Este es su tesoro: ¡la risa!"- dijo el gigante entre risas.
Con los tres tesoros en sus manos, Roma y Drako regresaron al Castillo de los Sueños.
"Lo lograste, Roma. Has demostrado que el trabajo en equipo y la creatividad pueden vencer cualquier obstáculo. ¡Ahora todo es brillante y feliz de nuevo!"-
"Gracias, Drako. Siempre creí que la verdadera aventura es la que compartimos con amigos, y yo te considero mi mejor amigo."-
Drako, con su enorme corazón de dragón, conmovido, dijo: "Nunca olvides que valientes como vos hacen del mundo un lugar mejor. ¡Hasta la próxima aventura!"-
Y así, Roma regresó a su hogar, con el corazón lleno de alegría y una historia increíble que contar.
A partir de ese día, nunca dejó de explorar porque sabía que el mundo estaba lleno de maravillas, siempre dispuesta a aprender y a disfrutar de la belleza de la vida.
FIN.