Román y el Bosque Mágico



Había una vez un niño llamado Román que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Un día, mientras exploraba su entorno, Román se aventuró más lejos de lo habitual y, sin darse cuenta, se perdió en un Bosque Mágico. El aire allí era diferente; las hojas brillaban con colores jamás vistos y un suave murmullo parecía venir de las ramas de los árboles.

"¡Hola!" -gritó Román, sintiéndose un poco asustado.

De pronto, se le acercó una ardilla que le sonrió y le dijo:

"¡Hola, niño! No te preocupes, aquí todos son bienvenidos. Soy Lila, la ardilla mágica. ¿Cómo llegaste a este bosque?"

Román explicó su situación y Lila sonrió, encantada con la curiosidad del niño.

"Este bosque está lleno de sorpresas. Pero primero, tienes que encontrar el camino de regreso a casa. Necesitamos la ayuda de los habitantes del bosque."

Román, al estar tan ansioso por volver, aceptó de inmediato.

Primero, fueron a ver a Don Roble, un árbol muy sabio. Al llegar, Lila hizo una reverencia.

"Don Roble, este niño está perdido. ¿Puede ayudarnos?"

"Por supuesto, querido Román" -respondió Don Roble con una voz profunda y melodiosa."El camino de regreso está frente a ti, pero deberás aprender algo importante antes de irte."

Curioso, Román preguntó:

"¿Qué tengo que aprender?"

"Debes entender la importancia de cuidar la naturaleza. Si quieres regresar, tendrás que ayudarme a recolectar semillas de los árboles caídos. Así asegurarás que el bosque crezca fuerte y sano."

Román aceptó entusiasmado y se puso a trabajar. Pasaron horas recolectando semillas junto a Lila, cuando de pronto escucharon un llanto.

"¿Quién está llorando?" -preguntó Román.

Siguiendo el sonido, encontraron a un pequeño pajarito atrapado entre unas ramas. Lila se acercó:

"¡Debemos ayudarlo!"

"¿Pero cómo?" -preguntó Román en voz baja.

Don Roble dio un consejo:

"A veces, la fuerza no es lo que se necesita. A veces, es la paciencia y la bondad. Román, muéstrale al pajarito que estás aquí para ayudar."

Con delicadeza, Román tomó un poco de tiempo, moviendo las ramas con cuidado. Después de unos minutos, pudo liberar al pajarito, quien voló con alegría.

"¡Gracias! ¡Gracias!" -cantó el pajarito.

Román sintió una alegría inmensa al ayudar. Lila sonrió y dijo:

"Lo viste, Román, la bondad siempre regresa. Cada acto amable deja una huella en el mundo."

Cuando terminaron de recolectar las semillas y ayudar al pajarito, Don Roble dijo:

"Eres un niño especial, Román. Has aprendido a cuidar y a ayudar a otros. Ahora puedes regresar a casa. El camino te llevará directamente a tu pueblo."

Román se despidió con un calido abrazo de Lila y entrecerró los ojos al mirar hacia el horizonte.

"Gracias, Lila. Prometo cuidar la naturaleza y ayudar a los que lo necesiten."

"¡Lo sé! Te llevaré en mi corazón siempre, Román. ¡Vuelve a visitar este bosque mágico!"

Así, Román encontró su camino de regreso a su hogar. Desde ese día, se volvió un defensor de la naturaleza en su pueblo, recordando siempre la bondad que había aprendido en el bosque mágico. Cada vez que veía un árbol o un pajarito, sonreía, sabiendo que su amistad con Lila y los demás habitantes del bosque siempre estaría viva en él.

Y así, Román entendió que, a través del cuidado y la amabilidad, no solo encontramos nuestro camino, sino también nuestro verdadero propósito.

Ycolorin colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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