Rompiendo Supersticiones
Blanca era una niña muy inteligente y curiosa. Le encantaba aprender cosas nuevas, pero tenía un gran miedo a las supersticiones.
Cada vez que alguien le hablaba de algo relacionado con la mala suerte, Blanca se ponía muy nerviosa y trataba de evitarlo. Un día, mientras caminaba por el parque con su mejor amigo Lucas, vio una herradura en el camino.
"¡Lucas! ¡Tenemos que darle la vuelta a esa herradura! Si no lo hacemos, tendremos mala suerte", dijo Blanca preocupada. "Blanca, eso es solo una superstición. No tienes que preocuparte por eso", respondió Lucas tratando de tranquilizarla.
Pero Blanca no podía dejar de pensar en la herradura y decidió darle la vuelta ella misma para evitar cualquier tipo de mala suerte. Más tarde ese día, Blanca recibió una invitación para ir al circo. Estaba emocionada porque nunca había ido antes.
Pero cuando llegó al circo, vio un gato negro cruzando su camino y se puso muy nerviosa. "¡Lucas! ¡Vamos a tener mala suerte si seguimos adelante!", exclamó Blanca asustada. "No seas tonta, Blanca. Los gatos negros no traen mala suerte", respondió Lucas tratando de calmarla.
Pero el miedo de Blanca ya estaba en marcha y decidió regresar a casa sin ver el espectáculo del circo. Al día siguiente en la escuela, los niños estaban hablando sobre un viejo castillo embrujado cerca del pueblo donde vivían.
Todos los niños querían ir a explorarlo, pero Blanca estaba demasiado asustada. "¿Qué pasa si nos encontramos con un fantasma? ¡Seguramente tendremos mala suerte!", dijo Blanca temblando de miedo.
Lucas se dio cuenta de que el miedo de Blanca estaba impidiéndole disfrutar la vida y decidió hacer algo al respecto. Le propuso a Blanca que fueran juntos al castillo para demostrarle que no había nada que temer. Blanca aceptó nerviosamente y junto con Lucas, se dirigieron hacia el castillo.
Cuando llegaron allí, vieron una sombra extraña y escucharon ruidos extraños. Pero en lugar de retroceder, decidieron investigar más a fondo.
Finalmente descubrieron que la —"sombra" era solo un árbol movido por el viento y los —"ruidos" eran solo animales nocturnos en busca de comida. Se dieron cuenta de que todo lo que habían imaginado era solo su mente jugando trucos con ellos. Después de esa noche, Blanca aprendió una gran lección.
Aprendió que las supersticiones son solo creencias sin fundamento real y no deben impedirnos disfrutar la vida al máximo. Ahora podía enfrentar cualquier situación sin miedo a la mala suerte gracias a su amigo Lucas quien siempre estuvo ahí para apoyarla.
FIN.