Ronda de Amistad



En un pequeño átomo, donde todo era movimiento y energía, vivía un protón muy alegre llamado Pipo. Pipo era positivo, siempre sonriendo y contando chistes a sus amigos. "¡Hola, amigos del átomo! ¿Saben por qué el electrón no puede guardar secretos? ¡Porque siempre los chismosea!" se reía, mientras daba vueltas alrededor del núcleo.

Por otro lado, había un electrón llamado Eze. Eze era un poco más reservado y tenía una visión pesimista de las cosas. "¿Por qué hay que reír si todo se descompone?" murmuraba Eze, mientras hacía su recorrido alrededor del protón.

Un día, mientras Pipo y Eze jugaban con otras partículas, el núcleo, que era una esfera grande y calmada, decidió intervenir. Era el núcleo, y su nombre era Niko.

"Chicos, ¿por qué no hacemos una ronda?", propuso.

"¿Una ronda?", preguntó Eze con su voz apagada. "Eso suena complicado. ¿No terminará todo en caos?"

"Vamos, Eze. Siempre piensas en lo malo. ¡Si formamos un equipo, seremos imbatibles!", alentó Pipo, danzando alrededor del núcleo. "Además, ¡jugar es divertido!"

Niko, el núcleo, asintió sabio. "La diversión puede ser una gran fuerza, Eze. La combinación de nuestras personalidades puede crear algo maravilloso. ¡Vamos a intentarlo!"

Eze dudó, pero decidió unirse a la ronda. Así que comenzaron a girar alrededor de Niko. Pipo giraba a su alrededor con energía, mientras Eze intentaba seguir el ritmo. Al principio, todo parecía descontrolado; Pipo se reía mientras hacía piruetas y Eze se quejaba de lo difícil que era.

"¡Esto no es divertido! ¡Es un desastre!", exclamó Eze.

"¡Pero mirá cómo brillamos, Eze! ¡Cada movimiento genera más energía!", le replicó Pipo, dándole un guiño.

Niko sonrió y dijo: "Lo estás haciendo bien, Eze. Ahora intenta concentrarte un poco más. Recuerda que la alegría de Pipo también te ayuda a ti a seguir adelante".

Y así, poco a poco, Eze comenzó a sentir la energía positiva que Pipo transmitía. Danzando al ritmo de sus movimientos, Eze empezó a ver las cosas de otra manera.

"¡Mirá, Pipo! ¡Estamos creando algo hermoso!", se dio cuenta Eze.

"¡Exacto! ¡Juntos formamos un átomo que puede ser el alma de un nuevo elemento en la tabla periódica!", respondió Pipo, emocionado.

Sus giros continuaron, y de la ronda surgieron nuevas combinaciones, produciendo resultados luminosos.

"¿Ves?", dijo Pipo, "cada vez que giramos, formamos un nuevo elemento. Nos volvemos más fuertes y brillantes juntos".

Eze sonrió por primera vez. "Tal vez hay algo de verdad en lo que decís, Pipo. ¡Esto sí es divertido!"

Con el tiempo, crearon varios elementos, y el átomo se llenó de colores y energía. A medida que seguían jugando, Pipo y Eze aprendían a apoyarse mutuamente. La ronda se convirtió en un símbolo de unidad y colaboración.

Un día, en medio de una divertida ronda, Eze le dijo a Pipo: "Nunca pensé que podría ser parte de algo tan importante. Gracias por mostrarme que puedo encontrar alegría incluso en lo que parece complicado".

"Y gracias a vos, Eze, por unirte a mí. Juntos somos un equipo increíble", respondió Pipo, dándole una palmadita amistosa.

Y así, en ese pequeño átomo, Pipo, Eze y Niko se convirtieron en grandes amigos que seguirían creando esplendor en el vasto universo, formando parte de la maravillosa tabla periódica y recordando siempre que las diferencias pueden unirse para crear algo hermoso.

Desde entonces, cada vez que un nuevo elemento se debía formar, la gente recordaba que, sin importar las diferencias entre los integrantes, siempre había un lugar para la alegría y la calma en el juego de la ciencia.

FIN.

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