Rosa y la importancia de trabajar en equipo
Rosa era una niña alegre y enérgica, siempre llena de ideas y entusiasmo. Sin embargo, a Rosa le gustaba trabajar sola. Creía firmemente que en equipo no se trabajaba bien y prefería hacer las cosas a su manera.
A pesar de esto, siempre buscaba la manera de no sentirse sola. Solía disfrutar de la compañía de su gato Simón, con quien compartía sus ideas y pensamientos. Simón no decía mucho, pero siempre estaba ahí para escuchar a Rosa.
A pesar de su preferencia por trabajar sola, Rosa no se sentía sola en absoluto. Esto se debía a que siempre tenía el apoyo de las personas que la querían.
Su mamá, su papá y su abuelita siempre estaban presentes para animarla y decirle lo orgullosos que estaban de ella. Los amigos de la escuela, aunque a veces se burlaban de su forma de ser, también la querían.
Un día, en la escuela, la maestra propuso un proyecto en el que los niños debían trabajar en parejas. Rosa se mostró renuente al principio, pero luego recordó el apoyo que siempre recibía de su familia y amigos. Decidió darle una oportunidad al trabajo en equipo.
Para su sorpresa, descubrió que trabajar con su compañero le permitía complementar sus ideas y habilidades, logrando así resultados asombrosos. Desde ese día, Rosa aprendió que trabajar en equipo no significaba renunciar a su individualidad, sino más bien aprovechar las fortalezas de cada integrante.
A partir de entonces, disfrutaba de trabajar en equipo y seguía demostrando su brillantez, pero esta vez junto a otros.
La lección que Rosa aprendió fue que, aunque le gustara trabajar sola, siempre había espacio para el crecimiento y la sorpresa al abrirse a nuevas formas de trabajo. Además, comprendió que el verdadero valor no residía en lo que los demás pudieran decir de ella, sino en el amor y el apoyo de las personas que la querían.
FIN.