Rosarito, la luz de la amistad
Había una vez en un pequeño pueblo de Paraguay, una niña llamada Rosarito que tenía 5 años y era ciega. Un día, sus padres decidieron inscribirla en la escuela local para que pudiera aprender y hacer amigos.
Rosarito estaba emocionada por esta nueva aventura, pero al llegar a la escuela se dio cuenta de que todo era muy diferente a lo que estaba acostumbrada. Al principio, Rosarito se sentía perdida y confundida.
No entendía las costumbres ni el idioma de sus compañeros de clase, lo que la hacía sentirse aún más sola.
Para colmo, Rosarito comenzó a portarse mal: no prestaba atención en clase, no seguía las reglas y muchas veces se negaba a participar en las actividades escolares. La maestra, la señorita Ana, notó el comportamiento de Rosarito y decidió hablar con ella. "Rosarito, ¿qué te sucede? Veo que estás triste y te estás portando mal.
¿Puedes contarme qué te preocupa?"Rosarito bajó la cabeza y con voz temblorosa respondió: "No entiendo nada de lo que hacen mis compañeros. Me siento sola y diferente. "La señorita Ana comprendió la situación de Rosarito y decidió ayudarla.
La maestra organizó actividades especiales para incluir a Rosarito en el grupo. Les enseñó a sus compañeros el lenguaje braille para que pudieran comunicarse con ella de manera más efectiva.
También les mostró cómo guiar a Rosarito por la escuela para que pudiera moverse con seguridad. Poco a poco, gracias al apoyo de la señorita Ana y sus compañeros, Rosarito comenzó a adaptarse mejor a su nueva vida escolar.
Aprendió nuevas palabras en español argentino e incluso logró hacer amigos con quienes compartía juegos y risas. Un día, durante un acto escolar importante, la maestra le pidió a Rosarito que subiera al escenario para recitar un poema frente a todos los presentes.
Con nerviosismo pero determinación, Rosarito caminó hacia el micrófono y comenzó:"En un lugar lejano viví,sin saber qué me esperaba aquí. Pero encontré amistad sincera, que iluminó mi vida entera. "Las lágrimas brotaron en los ojos de muchos asistentes al escuchar las dulces palabras de Rosarito.
La valentía y perseverancia demostradas por esa pequeña niña ciega conquistaron los corazones de todos. Desde ese día, Rosaito se convirtió en un ejemplo de superación y amistad en la escuela.
Su historia inspiradora recordaba a todos que las diferencias no son obstáculos sino oportunidades para crecer juntos. Y así fue como Rosaito encontró su lugar en el mundo escolar gracias al amor, comprensión e inclusión mostrados por aquellos que decidieron acompañarla en su camino hacia el aprendizaje y la felicidad.
FIN.