Rosita y la lámpara mágica de Arcoiris
Había una vez en un pequeño pueblo llamado —"Arcoiris" , donde vivía Rosita, una niña extranjera llena de sueños y alegría. Rosita llegó al pueblo con su familia en busca de nuevas oportunidades y un futuro mejor.
Desde el primer día, Rosita se ganó el cariño de todos con su sonrisa radiante y su actitud amable. Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás y nunca perdía la esperanza, incluso en los momentos más difíciles.
Un día, mientras paseaba por el bosque cercano al pueblo, Rosita encontró una vieja lámpara mágica escondida entre los árboles. Al frotarla con cuidado, apareció un genio bondadoso que le concedió tres deseos.
"¡Oh genio! Mis deseos son simples: quiero que mi familia sea feliz, que todos en el pueblo tengan comida en sus mesas y que nunca falte la alegría en nuestros corazones", expresó Rosita emocionada.
El genio asintió con una sonrisa y desapareció dejando tras de sí destellos de luz dorada. Desde ese día, cosas maravillosas comenzaron a suceder en el pueblo de Arcoiris. Las cosechas florecieron más hermosas que nunca, las familias compartían sus alimentos generosamente y cada rincón del lugar se llenó de risas y canciones alegres.
Todos notaban cómo la magia de los deseos de Rosita había transformado sus vidas para mejor. Pero no todo sería tan fácil.
Un malvado hechicero que habitaba en las montañas vecinas sintió celos del bienestar del pueblo y decidió robar la lámpara mágica para usarla en su propio beneficio. Una noche oscura, mientras todos dormían plácidamente, el hechicero entró sigilosamente al hogar de Rosita y arrebató la lámpara mágica antes de desaparecer nuevamente entre las sombras.
Al despertar al día siguiente, Rosita descubrió horrorizada lo ocurrido e inmediatamente decidió emprender un viaje hacia las peligrosas montañas para recuperar la lámpara y devolverle la felicidad al pueblo de Arcoiris.
Con valentía y determinación, enfrentó obstáculos como feroces bestias guardianas y trampas astutamente diseñadas por el hechicero malvado. Pero nada detuvo a Rosita en su misión; su amor por su familia y por su querido pueblo era más fuerte que cualquier adversidad.
Finalmente, después de superar todas las pruebas con ingenio y coraje, llegó ante la guarida del hechicero quien la desafió a un último duelo mágico para decidir quién sería dueño finalmente de la lámpara.
La batalla fue intensa pero gracias a la pureza de los deseos originales de Rosita, logró vencer al hechicero quien reconociendo su error le devolvió la lámpara antes de desaparecer para siempre. Con la lámpara mágica segura nuevamente en sus manos, Rosita regresó triunfante al pueblo donde fue recibida como una heroína.
Los habitantes celebraron con júbilo junto a ella mientras liberaban toda esa energía positiva acumulada durante aquellos días oscuros.
Desde entonces, Arcoiris brillaba más hermoso que nunca gracias a los sueños cumplidos por una niña extranjera llamada Rosita cuya valentía e bondad habían tocado los corazones de todos quienes tuvieron el privilegio conocerla. Y así vivieron felices para siempre.
FIN.