Rosita y sus sueños alados



Había una vez, en un hermoso lugar llamado Playa Abril, una perrita muy especial llamada Rosita. Era de color rosa y tenía un pelaje suave y brillante que la hacía parecer una princesa.

Rosita vivía feliz junto a su dueña, Lucía, quien la amaba profundamente. Juntas pasaban largas horas jugando en la playa, explorando las dunas de arena dorada y corriendo libremente bajo el cálido sol.

Un día, mientras caminaban por la orilla del mar, Rosita encontró algo brillante entre las olas. Al acercarse descubrió que era una almeja mágica con poderes especiales. La almeja le habló a Rosita y le dijo:"¡Hola Rosita! Soy una almeja mágica y tengo el poder de cumplir deseos.

Si me llevas contigo durante tres días seguidos, te concederé un deseo muy especial". Rosita no podía creer lo que había escuchado. Estaba emocionada por tener la oportunidad de pedir un deseo mágico.

Decidió llevarse la almeja a casa sin contarle nada a Lucía. Durante los siguientes tres días, Rosita mantuvo escondida la almeja bajo su collarito rosado mientras seguían disfrutando de sus aventuras en Playa Abril.

Pero cada noche antes de dormir, le hablaba en secreto:"Querida conchita mágica, deseo ser capaz de volar como los pájaros para ver el mundo desde arriba". La última noche llegó y Rosita se preparó para hacer su último deseo ante la almeja mágica.

"Querida conchita mágica, deseo que mi dueña, Lucía, sea tan feliz como yo lo soy". Al día siguiente, cuando Rosita despertó y salió al jardín, se dio cuenta de que algo había cambiado.

¡Ella podía volar! Sus patitas se habían convertido en pequeñas alas rosadas y podía moverse por el aire con gracia y ligereza. Rosita estaba emocionada por su nueva habilidad y decidió sorprender a Lucía llevándola a un paseo en el cielo.

Voló hasta la ventana del dormitorio de Lucía y comenzó a ladrar con alegría. "¡Lucía, despierta! Tengo una sorpresa para ti". Lucía abrió los ojos asombrada al ver a Rosita flotando fuera de su ventana. Rápidamente se vistieron y salieron al jardín donde Rosita esperaba ansiosa.

"¡Rosita! ¿Cómo es posible? ¡Estás volando!", exclamó Lucía maravillada. Rosita le contó todo sobre la almeja mágica y cómo había pedido que ella fuera tan feliz como ella lo era.

Lucía no pudo evitar sentirse emocionada y agradecida por tener una amiga tan especial como Rosita. A partir de ese día, Rosita siguió volando junto a Lucía por Playa Abril pero también visitaron otros lugares hermosos del mundo. Juntas vivieron aventuras increíbles mientras ayudaban a otras personas a encontrar la felicidad.

La historia de Perrita Rosita nos enseña el valor de la amistad verdadera y cómo nuestros deseos pueden hacer felices a quienes amamos. Además, nos muestra que la verdadera magia reside en el amor y la generosidad de corazón.

Y así, Rosita y Lucía vivieron felices para siempre, compartiendo su alegría con todos los que encontraban en su camino. .

FIN.

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