Rubno y la búsqueda del osito perdido
Rubno caminaba por la gran colina con la cabeza gacha y el corazón apesadumbrado. Había perdido a su querido osito, su compañero de aventuras, y no sabía cómo encontrarlo.
Sus enormes patas se movían lentamente mientras sus ojos buscaban entre los árboles y arbustos. De repente, escuchó una risa melodiosa que lo hizo levantar la mirada. Frente a él, estaba parado un niño con risos de oro que brillaban bajo el sol.
Rubno se sorprendió al verlo y se acercó lentamente, sin saber qué esperar. "Hola, ¿qué te pasa? Pareces triste", dijo Mateo con una sonrisa amable en su rostro.
Rubno explicó entre sollozos lo ocurrido con su osito perdido y cómo se sentía desolado sin él. Mateo escuchaba atentamente y luego le tendió la mano al t-rex. "No te preocupes, Rubno. ¡Vamos a encontrar a tu osito juntos! Soy bueno siguiendo pistas y seguro que lo hallaremos pronto", exclamó Mateo con determinación.
Los dos nuevos amigos comenzaron entonces una búsqueda emocionante por la colina. Mateo investigaba cada rincón, revisando debajo de piedras y detrás de árboles, mientras Rubno observaba con atención desde arriba para detectar cualquier movimiento sospechoso.
Después de un rato de búsqueda intensa, Mateo divisó algo brillante entre unos matorrales. Se acercó cautelosamente y descubrió que era el osito perdido de Rubno. Lo levantó triunfante y corrió hacia donde estaba el t-rex.
"¡Lo encontré! Aquí está tu osito, Rubno", gritó Mateo emocionado mientras le entregaba el peluche al t-rex. Rubno no podía creerlo; sus ojos se iluminaron de alegría al tener nuevamente a su fiel amigo a su lado.
Agradeció efusivamente a Mateo por ayudarlo en ese momento difícil. "Gracias, Mateo. No sé qué hubiera hecho sin ti. Eres un amigo increíble", expresó Rubno con gratitud en su voz. "De nada, Rubno.
Los amigos están para ayudarse mutuamente en los momentos difíciles", respondió Mateo con una sonrisa cálida. Desde ese día, Rubno y Mateo se convirtieron en inseparables amigos que exploraban juntos la gran colina en busca de nuevas aventuras.
Aprendieron que trabajar en equipo y apoyarse mutuamente los hacía más fuertes ante cualquier desafío que enfrentaran. Y así fue como un encuentro inesperado transformó un día triste en una experiencia maravillosa llena de amistad y enseñanzas valiosas para ambos.
FIN.