Ruddy, el astronauta soñador


En un pequeño pueblo de Argentina vivía Ruddy, un niño curioso y soñador que desde muy chico tenía un gran deseo: ser astronauta.

Todos los días miraba al cielo estrellado con admiración y se pasaba horas leyendo libros sobre el espacio y las estrellas. Un día, mientras paseaba por el campo, vio algo brillante entre los arbustos. Era un extraño artefacto plateado con luces parpadeantes.

Ruddy se acercó con cautela y descubrió que era ¡una nave espacial! Sin dudarlo, subió a la nave y presionó un botón rojo que decía "¡Despegue!". La nave tembló y en cuestión de segundos estaba surcando el cielo.

Ruddy no podía creerlo, ¡estaba cumpliendo su sueño de ser astronauta! La nave lo llevó a través del sistema solar, pasando cerca de planetas coloridos y asteroides brillantes. De repente, una luz roja parpadeó en el tablero de control. La nave comenzó a perder altura rápidamente.

-¡Oh no! ¡Estamos cayendo! -exclamó Ruddy asustado. Justo cuando parecía que todo estaba perdido, una voz suave resonó en la cabina:-¿Necesitas ayuda? Ruddy miró hacia atrás y vio a Luna, una astronauta experimentada con un traje espacial reluciente.

-¡Sí, por favor ayúdame! -respondió Ruddy emocionado. Luna le explicó que la nave había tenido un problema técnico pero que juntos podrían arreglarlo. Trabajaron en equipo para reparar la nave mientras ella le contaba historias fascinantes sobre sus viajes por el espacio.

Finalmente, lograron estabilizar la nave y regresar sanos y salvos a la Tierra. Ruddy estaba eufórico por haber vivido esa increíble aventura junto a Luna. -Eso fue increíble, ¿cómo puedo agradecerte? -preguntó Ruddy emocionado. -Nunca dejes de perseguir tus sueños, Ruddy.

Tú también puedes ser un gran astronauta si te lo propones -respondió Luna sonriente antes de desaparecer en su propia nave espacial. Desde ese día, Ruddy siguió trabajando duro para alcanzar su objetivo de convertirse en astronauta.

Estudiaba mucho, se esforzaba en matemáticas y ciencias, e incluso construyó su propio telescopio para observar las estrellas cada noche.

Y aunque todavía le faltaba mucho camino por recorrer, Ruddy sabía que con determinación y valentía podría llegar tan lejos como quisiera en el universo infinito que se extendía ante él. Y quién sabe... tal vez algún día vuelva a encontrarse con Luna para compartir juntos nuevas aventuras intergalácticas.

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