Ruddy y el Chancho Aventurero
Era un hermoso día soleado en el jardín de su casa cuando Ruddy, un chico muy curioso, encontró una brillante manzana mágica.
"¡Mirá esta manzana!" - gritó Ruddy, sosteniéndola entre sus manos.
"No la comas, Ruddy. ¡Podría ser peligrosa!" - le advirtió su mejor amigo, Nico, quien lo acompañaba.
Pero Ruddy no escuchó. Dio un mordisco a la manzana y, en un abrir y cerrar de ojos, se convirtió en un pequeño sapo.
"¿Qué pasó?" - chilló Ruddy, saltando asustado.
"¡Ruddy! ¡Te volviste un sapo!" - gritó Nico, quien, al enterarse de lo que sucedía, tocó la manzana por curiosidad y, mágicamente, se transformó en un chancho.
"¡Dios mío! Ahora somos un sapo y un chancho. ¿Qué haremos?" - dijo el chancho, nervioso.
Ruddy miró alrededor y, decidido a volver a ser humano, dijo:
"Debemos encontrar una poción que nos devuelva a nuestra forma original. Según cuentan, la única manera de hacerlo es viajando a través del mundo y descubriendo el ingrediente secreto. ¡Vamos!"
Así, los dos amigos se aventuraron en un viaje. Saltando y corriendo por los campos, cruzaron bosques, montañas y ríos. En su camino, conocieron a varios animales que les dieron consejos útiles.
En un bosque encantado, una tortuga sabia les dijo:
"Para encontrar la poción, primero deben aprender sobre la amistad y la lealtad. Solo así podrán descubrir el ingrediente secreto."
"¿La amistad? ¿Y qué tenemos que hacer?" - preguntó Nico, el chancho.
La tortuga les sugirió que ayudaran a un pájaro que había perdido su nido.
"¡Vamos a ayudarlo!" - exclamó Ruddy, dando un salto lleno de energía. Juntos trabajaron para reconstruir el nido del pájaro. Al cabo de un rato, el pájaro volvió a su hogar y, emocionado, les agradeció.
"Gracias, amigos. Por su bondad, les daré un consejo. En una cueva cerca de aquí, hay un anciano que puede ayudarles en su búsqueda" - les dijo el pájaro antes de volar.
Guiados por el canto del pájaro, llegaron a la cueva. Allí, se encontraron con un anciano sabio con una larga barba.
"Soy el guardián de los secretos de la naturaleza. ¿Qué buscan, pequeños amigos?" - preguntó el anciano, mientras observaba a Ruddy y Nico.
"Buscamos una poción que nos transforme de nuevo en humanos" - contestó Ruddy.
"Para ello, deben traerme un ingrediente muy raro: una flor dorada que crece en el río de la calidad. Solo aquellos que se amigan en las buenas y malas pueden encontrarla. ".
"¿Pero cómo la encontramos?" - preguntó Nico, intrigado.
"Recuerden lo que aprendieron, deben trabajar juntos y ayudarse mutuamente" - respondió el anciano con una sonrisa.
Ruddy y Nico siguieron el río, buscando la flor dorada. Sin embargo, se encontraron con varios obstáculos. En un momento, un tronco caído bloqueó su camino.
"Yo soy liviano, puedo saltar sobre él" - dijo Ruddy, mientras saltaba con facilidad.
"¡Buen trabajo, Ruddy! Pero yo soy más pesado, necesito tu ayuda para cruzar" - respondió Nico.
Con trabajo en equipo, Ruddy empujó a Nico mientras él saltaba y, juntos, lograron superar el obstáculo. Luego, llegaron a un claro con un hermoso brillo dorado en el centro: ¡era la flor dorada!"¡Lo logramos!" - gritó Ruddy, lleno de emoción.
Fueron rápidamente hacia la flor y la arrancaron con cuidado. Regresaron a la cueva del anciano.
"Traje el ingrediente que buscabas" - dijo Ruddy, mientras le mostraba la flor dorada al anciano.
El anciano sonrió y tomó la flor en sus manos, murmurando palabras mágicas. En un instante, una pócima burbujeante apareció en una pequeña botella.
"Beber esta poción les devolverá su forma humana. Pero recuerden, lo más importante que aprendieron en su viaje es valorar su amistad y trabajar juntos. " - les dijo el anciano.
Ruddy y Nico se miraron con una gran sonrisa, felices de verse a sí mismos nuevamente como humanos.
"¡Gracias, anciano! ¡Siempre recordaremos lo que aprendimos!" - dijeron al unísono, llenos de alegría.
Y así, regresaron a su hogar, no solo transformados físicamente, sino también con el corazón lleno de nuevas aventuras y valor. Juntos comprendieron que la verdadera magia reside en la amistad y la cooperación. Y desde aquel día, cada vez que se miraban al espejo, siempre recordaban la aventura que habían tenido y lo importantes que se habían vuelto el uno para el otro después de tanto aprender juntos.
"Prometemos nunca dejar de ayudarnos. ¡Juntos, somos invencibles!" - dijo Ruddy.
"¡Sí! ¡Siempre seremos amigos!" - respondió Nico, mientras ambos se reían y continuaban sus días, llenos de nuevas historias y sueños por cumplir.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.