Rufino, el héroe del bosque de Lircay
Había una vez en un bosque encantado de la provincia de San Luis, Argentina, un oso llamado Rufino que vivía en las hermosas montañas de Lircay.
Rufino era un oso muy curioso y aventurero, le encantaba explorar cada rincón del bosque y conocer a todos los animales que vivían allí. Un día, mientras caminaba por el bosque, Rufino escuchó unos gritos desesperados. Se acercó corriendo y vio a un pajarito atrapado entre las ramas de un árbol.
"¡Ayuda! ¡Por favor sácame de aquí!", gritaba el pajarito. Rufino no dudó ni un segundo y con sus enormes garras comenzó a romper las ramas que atrapaban al pajarito. Finalmente, logró liberarlo y el pajarito salió volando felizmente.
"¡Gracias, gracias por salvarme! Eres un verdadero héroe", dijo el pajarito emocionado. Rufino sonrió orgulloso y continuó su camino por el bosque.
Poco después, se encontró con una familia de conejos que estaban perdidos y asustados porque no podían encontrar su madriguera. "¿Puedes ayudarnos a encontrar nuestro hogar?", preguntaron los conejos con caritas tristes. Rufino asintió con alegría y les ofreció llevarlos sobre su espalda hasta su madriguera.
Los conejos saltaron felices sobre él y juntos recorrieron el bosque hasta llegar sanos y salvos a casa. La noticia sobre las buenas acciones de Rufino se extendió rápidamente por todo el bosque. Todos los animales empezaron a llamarlo "El Oso Buenazo".
Rufino se sentía muy feliz ayudando a sus amigos del bosque y sabía que había encontrado su verdadera vocación: ser protector de los más necesitados. Un día, una terrible tormenta azotó el bosque de Lircay.
El río creció tanto que amenazaba con inundar toda la zona donde vivían los animales. Rufino sabía que debía hacer algo para salvar a sus amigos.
Sin pensarlo dos veces, se lanzó al río e hizo una presa con troncos y piedras para desviar la corriente lejos del hogar de los animales. Fue una tarea difícil y agotadora, pero finalmente logró contener la fuerza del agua y proteger a todos los habitantes del bosque. Los animales lo miraban maravillados desde la orilla mientras aplaudían emocionados.
Desde ese día en adelante, Rufino fue reconocido como el héroe indiscutido del bosque de Lircay. Siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitara sin pedir nada a cambio.
Y es así como demostró que incluso siendo diferente al resto, podía marcar la diferencia con bondad y valentía en su corazón.
FIN.