Rufus el Lobo Amigable



Había una vez un lobo feroz requete malo llamado Rufus, que siempre estaba hambriento y buscaba a alguien para devorar.

Un día, mientras se adentraba en el bosque terrorífico, se encontró con dos niños valientes llamados Juan Carlos y Marcelo. Los dos amigos estaban jugando cerca del arroyo cuando vieron al lobo acercarse. Asustados, intentaron correr, pero el lobo los alcanzó rápidamente. "¡Ayuda! ¡Ayuda!" gritaron los niños asustados.

Justo en ese momento, apareció Don Fabio, un viejo sabio del bosque. Con su bastón mágico levantó la mano y detuvo al lobo en seco. "No te atrevas a hacerles daño", dijo Don Fabio con voz firme. "Estos niños son inocentes y no merecen tu crueldad".

El lobo Rufus gruñó de disgusto pero decidió escuchar lo que tenía que decir el sabio del bosque. "Don Rufus", comenzó Don Fabio. "Comerse a estos niños no es la solución a su hambre.

Si aprendes a ser amable y compartir, podrás encontrar comida sin lastimar a nadie". El lobo Rufus nunca había pensado en eso antes. Siempre había sido malvado porque creía que era la única forma de sobrevivir. "¿Qué puedo hacer?", preguntó el lobo curioso.

Don Fabio sonrió y les propuso un desafío: "Si logras pasar una serie de pruebas de bondad y generosidad durante tres días seguidos, te enseñaré cómo convivir pacíficamente con los demás".

El lobo Rufus aceptó el desafío sin pensarlo dos veces. Estaba dispuesto a cambiar su forma de ser para siempre. Durante los siguientes tres días, Juan Carlos y Marcelo ayudaron al lobo en cada una de las pruebas.

Le enseñaron a compartir su comida con otros animales, a cuidar del bosque reagarrando la basura y a ser amable con todos aquellos que se encontraban en su camino. Al finalizar el tercer día, Don Fabio estaba orgulloso del cambio que había experimentado el lobo Rufus.

Había aprendido que la bondad y la generosidad eran mucho más valiosas que alimentarse solo. —"Rufus" , dijo Don Fabio emocionado, "has demostrado que todos podemos cambiar si nos lo proponemos. A partir de ahora, serás conocido como Rufus el Amigable".

El lobo Rufus saltó de alegría y abrazó a Juan Carlos y Marcelo en muestra de gratitud por haberle mostrado un nuevo camino. Desde ese día, Rufus el Amigable vivió felizmente en el bosque terrorífico junto a sus nuevos amigos.

Juntos protegieron la naturaleza y ayudaron a todos aquellos animales necesitados. Y así es como una vez un lobo feroz requete malo cambió su destino gracias al poder transformador de la amistad y la bondad.

FIN.

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