Rufus y el lobo del bosque


Había una vez un perro llamado Rufus, que vivía en un bosque muy grande y frondoso. Rufus era un perro muy amigable y le encantaba jugar con los animales del bosque.

Un día, mientras corría por el bosque, se encontró con un niño y una niña que estaban perdidos. - ¡Hola! ¿Cómo se llaman? -preguntó Rufus moviendo la cola emocionado. - Yo soy Tomás y ella es Sofía -respondió el niño señalando a su hermana.

- Estamos perdidos en el bosque, ¿nos puedes ayudar a encontrar el camino de regreso a casa? -preguntó Sofía con voz temblorosa. Rufus asintió con la cabeza y les dijo:- Claro que sí, yo los guiaré de vuelta a casa.

Síganme de cerca y no se separen. Los tres emprendieron juntos el camino de regreso a casa. Mientras caminaban, escucharon un aullido a lo lejos. Era un lobo que se acercaba rápidamente hacia ellos.

- ¡Cuidado! ¡Es un lobo! -gritó Tomás asustado. Rufus se interpuso entre el lobo y los niños, mostrando sus dientes y gruñendo para protegerlos. - No tengan miedo, yo los defenderé. Solo tienen que confiar en mí -dijo Rufus valientemente.

El lobo se detuvo ante la determinación de Rufus y finalmente habló:- No quiero hacerles daño, solo estoy buscando comida para alimentar a mi familia. El bosque cada vez tiene menos presas y me veo obligado a acercarme más a los humanos.

Tomás miró al lobo con compasión y le dijo:- Entendemos tu situación, pero no podemos permitirte lastimar a nadie. ¿Qué te parece si trabajamos juntos para encontrar una solución? El lobo reflexionó unos segundos y finalmente aceptó la propuesta de Tomás.

Los cuatro continuaron caminando juntos hasta llegar al pueblo más cercano. Allí buscaron ayuda de los habitantes para encontrar una forma pacífica de convivir en armonía en el bosque.

Con el tiempo, lograron establecer medidas para proteger tanto a los animales como a las personas del bosque. El lobo encontró nuevas fuentes de alimento lejos del pueblo, mientras que Rufus siguió siendo el guardián fiel de todos los habitantes del lugar.

Desde ese día, Tomás, Sofía, Rufus y el lobo demostraron que trabajando juntos podían superar cualquier obstáculo y crear un entorno seguro para todos. Y así vivieron felices por siempre en aquel hermoso bosque donde la amistad y la solidaridad reinaban cada día más fuerte.

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