Rufus y los guardianes del bosque



Había una vez en un barrio muy tranquilo, una casa rodeada de hermosos árboles donde vivían muchos niños que jugaban felices todo el día.

En esa casa también vivía un perro llamado Rufus, quien era muy travieso y le encantaba revolcarse en el barro. Un día, mientras los niños jugaban en el jardín, vieron a Rufus todo sucio y lleno de barro. - ¡Rufus! ¡Estás cochino otra vez! - exclamó Martina, la más pequeña del grupo.

Los niños se acercaron a Rufus para acariciarlo, pero él estaba tan sucio que todos retrocedieron riendo. - Tenemos que bañarte, Rufus. Te verías mucho mejor limpio - dijo Juanito con una sonrisa.

Los niños decidieron llevar a Rufus al patio trasero donde tenían una pileta para lavar la ropa. Sin embargo, Rufus no quería ni acercarse al agua y salió corriendo por el jardín dejando huellas de barro por todas partes.

- ¡Oh no! Ahora todo está lleno de barro gracias a Rufus - lamentó Valentina mirando a su alrededor. Los niños pensaron en cómo podrían solucionar ese problema. Fue entonces cuando Tomás tuvo una brillante idea.

- ¡Ya sé qué hacer! Vamos a plantar más árboles alrededor de la casa. Así tendremos menos espacio de tierra para que Rufus se ensucie - propuso emocionado. Los demás niños asintieron entusiasmados con la idea y comenzaron a buscar semillas de árboles para plantar.

Pasaron días trabajando juntos cuidando las pequeñas plantas hasta que crecieran lo suficiente para rodear toda la casa con un hermoso bosque.

Cuando los árboles estuvieron grandes y frondosos, algo sorprendente sucedió: Rufus ya no podía ensuciarse tanto como antes porque los árboles protegían el suelo y evitaban que el barro llegara hasta él. Además, la casa se veía aún más bonita rodeada de aquellos altos árboles verdes.

- ¡Miren cómo quedó todo! Gracias a los árboles ahora nuestra casa está más limpia y bonita - exclamó Sofía emocionada. Desde ese día, los niños aprendieron lo importante que era cuidar el medio ambiente plantando árboles y manteniendo limpio su hogar.

Y aunque Rufus seguía siendo un poco travieso, ya no se ensuciaba tanto gracias al bosque protector que ellos mismos habían creado.

FIN.

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