Rut y la fuente de la alegría



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una niña llamada Rut.

Rut era conocida por ser alegre y siempre tener una sonrisa en el rostro, pero un día algo extraño sucedió: un mar de tristeza apareció en su corazón. Rut notó que ya no podía reír como antes, sus ojos se llenaron de lágrimas y su risa se convirtió en suspiros.

No entendía por qué se sentía así, pero sabía que necesitaba hacer algo al respecto. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, Rut se encontró con un hada muy especial.

El hada le dijo que para deshacerse del mar de tristeza en su corazón debía emprender un viaje hacia lo más profundo del bosque encantado y encontrar la fuente de la alegría. Rut aceptó el desafío sin dudarlo y comenzó su viaje acompañada por su fiel amigo peluche, Pompón.

En el camino se enfrentaron a muchos obstáculos: árboles gigantes que les impedían el paso, criaturas mágicas que intentaban desviarlos del camino correcto y tormentas que amenazaban con detenerlos. "No te preocupes, Rut", dijo Pompón con voz tranquilizadora. "Juntos podemos superar cualquier obstáculo.

"Con valentía y determinación, Rut siguió adelante hasta llegar a una cueva oscura donde supuestamente se encontraba la fuente de la alegría. Sin embargo, al entrar en la cueva descubrieron que estaba custodiada por un dragón enorme y feroz.

"¡Oh no! ¿Cómo vamos a vencer a este dragón?", exclamó Rut con temor. Pompón le recordó a Rut las palabras del hada: "La verdadera fuerza proviene del amor y la amistad".

Confiando en esas palabras, Rut decidió acercarse al dragón mostrándole cariño y comprensión en lugar de miedo. Para sorpresa de todos, el dragón no era tan malo como parecía. En realidad solo buscaba compañía y cariño.

Una vez que el dragón sintió el amor sincero de Rut y Pompón, decidió guiarlos hacia la verdadera fuente de la alegría. Al llegar al final de la cueva encontraron una hermosa cascada brillante donde cada gota emitía destellos de colores vibrantes.

Era allí donde nacía la verdadera alegría que había estado buscando Rut todo este tiempo. "¡Lo logramos!", exclamó emocionada Rut mientras abrazaba a Pompón y al amable dragón.

Rut comprendió entonces que la tristeza no puede durar para siempre si uno busca dentro de sí mismo las cosas que realmente lo hacen feliz. Con esa nueva sabiduría en su corazón, regresó a Villa Esperanza transformada y lista para compartir su luz con todos los habitantes del pueblo.

Desde ese día en adelante, rut nunca volvió a sentirse atrapada en el mar de tristeza porque había descubierto cómo encontrar la alegría verdadera dentro de ella misma.

FIN.

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