Sabrina, Una bruja con mucha mala suerte
Erase una vez, en un pequeño y colorido pueblo llamado Colina Encantada, vivía una joven bruja llamada Sabrina. Sabrina era muy especial porque, a pesar de sus grandes habilidades mágicas, siempre parecía tener un poco de mala suerte. Cada vez que intentaba hacer un hechizo, algo inesperado sucedía.
Un día, decidió preparar una poción para ayudar a sus amigos animales del bosque, quienes estaban muy preocupados porque no podían encontrar su comida. Sabrina entusiasmada, comenzó a mezclar flores, hojas y un poco de agua de la fuente mágica.
"¡Esto va a ser increíble!" - dijo Sabrina mientras removía la poción con una cuchara de madera.
De repente, cuando estaba a punto de terminar, su gato, Pelusa, saltó sobre la mesa y derramó toda la poción. "¡Oh no!" - gritó Sabrina. Sin embargo, en lugar de enfadarse, se rió y decidió que igual haría algo divertido. Entonces le dijo a Pelusa:
"No te preocupes, amigo, podemos inventar algo aún mejor. ¡Vamos a hacer burbujas mágicas!"
Y así, decidió llenar un balde con agua y hacer burbujas. Pero justo en ese momento, su escoba, que estaba en la esquina, comenzó a volar sola. "¡Espera!" - exclamó Sabrina, corriendo tras de ella. La escoba parecía tener su propia voluntad y, como no podía controlarla, comenzó a llevarla a un paseo por todo el pueblo. Firulais, un perro que siempre estaba en busca de aventuras, comenzó a correr detrás de ella.
"¡Sabrina, espera!" - ladraba Firulais.
"¡No sé cómo detenerla!" - gritaba Sabrina mientras la escoba giraba en círculos. De repente, se acercaron a la plaza del pueblo donde todos los habitantes estaban disfrutando de un día soleado. Al ver la escena, todos comenzaron a reírse.
"¡Mirá a Sabrina y su escoba!" - dijo la mamá de Juanito.
En vez de sentirse mal, Sabrina comenzó a reír también. La escoba finalmente se detuvo, pero no antes de que un grupo de aves se uniera al desfile volador. Luego de varios giros, la escoba aterrizó suavemente y Sabrina se levantó del suelo, sonrojada pero feliz, mientras todos aplaudían.
"¡Felicidades, Sabrina! ¡Ese fue un show impresionante!" - dijo Juanito, mientras todos aplaudían.
Sabrina sonrió y, decidido a aprovechar la ocasión, dijo: "Bueno, ya que todos están aquí, ¡tengo una idea! Voy a hacer una gran fiesta mágica para celebrar nuestro día juntos."
Y así, con la ayuda de sus amigos, comenzó a hacer una gran cantidad de burbujas mágicas que llenaron el aire con colores y aromas. Todo el pueblo se unió a la diversión, y Firulais no paraba de saltar tratando de atrapar las burbujas.
Mientras la fiesta avanzaba, alguien mencionó:
"¡Miren! Hay un arcoíris que aparece en el cielo, quizás sea un signo de la magia de Sabrina."
"¡Es un día increíble!" - exclamó Sabrina con una sonrisa de oreja a oreja. Gracias a su mala suerte, había creado un momento especial que los habitantes del pueblo nunca olvidarían.
Al final de la fiesta, todos se despidieron con alegría, y Sabrina aprendió que a veces, las cosas que parecen ir mal pueden llevar a experiencias maravillosas. Desde ese día, cada vez que algo no salía como ella esperaba, recordaba que todo tenía una razón, y que incluso la “mala suerte” podía convertirse en algo divertido si uno tenía el corazón abierto.
"¡Nunca más me frustraré!" - se prometió a sí misma. Sabrina se convirtió en la bruja más querida de Colina Encantada, conocida por su valentía y su espíritu alegre, y aprendió a disfrutar de cada momento, sin importar lo inesperado que fuera.
FIN.