Sacudida de vida



Mamá estaba emocionada porque finalmente había logrado coordinar una cena con su hermano Tito y su amigo de la infancia, Tato. Nina, por su parte, estaba ansiosa por conocer a los amigos de su madre.

Cuando Tito y Tato llegaron a casa, Mamá los recibió con abrazos y besos. Luego les presentó a Nina, quien estaba un poco tímida al principio pero pronto se sintió cómoda en compañía de los nuevos invitados.

La cena transcurrió tranquilamente mientras hablaban sobre sus pasatiempos favoritos y compartían anécdotas divertidas. Pero justo cuando pensaban que todo iba bien, algo extraño empezó a pasar: la mesa comenzó a temblar. - ¿Qué está pasando? -preguntó Nina asustada.

- ¡Un terremoto! -gritó Tito mientras todos se levantaban para buscar refugio debajo de la mesa. Después de unos minutos que parecieron eternos, el temblor cesó y pudieron salir sin problemas del escondite improvisado.

Afortunadamente no hubo daños graves en la casa ni en las cercanías. - Nunca había vivido un terremoto antes -dijo Nina todavía temblando-. ¿Ustedes ya han pasado por uno? Tato asintió:- Sí, hace algunos años hubo uno bastante fuerte aquí mismo en Buenos Aires.

Fue muy difícil para muchas personas que perdieron sus hogares o seres queridos. Pero lo importante es estar preparados para cualquier emergencia. Mamá tomó nota mentalmente del consejo:- Es cierto, nunca sabemos cuándo puede pasar algo así otra vez.

Debemos tener un plan de emergencia y asegurarnos de que todos estén informados. La cena continuó con una charla más seria, pero igualmente interesante.

Tito y Tato compartieron sus experiencias sobre cómo prepararse para situaciones de riesgo y la importancia de estar siempre alerta ante cualquier eventualidad. Nina se sintió inspirada por las palabras de los invitados:- Yo también quiero aprender a ser valiente como ustedes -dijo con determinación-. ¡Gracias por enseñarme tanto esta noche! La cena terminó con risas y abrazos.

Mamá estaba feliz porque su hija había aprendido algo importante esa noche, mientras que Tito y Tato se fueron a casa sabiendo que habían dejado una huella positiva en la vida de Nina.

FIN.

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