Sady y el tesoro de las emociones
Sady era una niña curiosa y alegre que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Desde muy pequeña, Sady entendió la importancia de expresar sus emociones y entender las de los demás.
Un día, mientras jugaba en el bosque, encontró un mapa antiguo que la llevó en busca del Tesoro de las Emociones. Durante su viaje, conoció a diferentes animales que representaban distintos estados emocionales: el Conejo Ansioso, la Tortuga Tranquila, el León Valiente y el Pájaro Triste.
Con cada encuentro, Sady aprendió a manejar sus propias emociones y a respetar las diferencias de los demás.
Finalmente, llegó a una cueva donde encontró el tesoro, pero en lugar de ser monedas de oro, era un espejo mágico que reflejaba sus propias emociones. Sady entendió que el verdadero tesoro estaba en conocerse a sí misma y en respetar la diversidad emocional de quienes la rodeaban.
Desde ese día, Sady se convirtió en una gran defensora del respeto por la diferencia y la inclusión social, ayudando a todos a comprender que cada emoción es valiosa y merece ser comprendida y respetada.
FIN.