Sali y el Espíritu de la Navidad
Era un día brillante y frío en el Valle Resplandeciente, donde vivía Sali, un hermoso dragón de escamas verdes y ojos chispeantes. La Navidad se acercaba y Sali se sentía especialmente emocionada. Aunque nunca había tenido una familia, ella sabía que el amor y la alegría eran el verdadero espíritu de la Navidad.
"¡Voy a enseñarles a mis amigos sobre la Navidad!" se dijo a sí misma mientras volaba sobre las copas de los árboles. Sali tenía muchos amigos en el valle: un astuto zorro llamado Pinto, una rebelde ardilla llamada Lila y un cangrejo sabio que siempre tenía buenos consejos llamado Paco.
Reunió a sus amigos en un claro del bosque y les dijo:
"¡Amigos! ¡La Navidad está llegando y quiero mostrarles lo maravillosa que es! ¡Haremos adornos, un árbol gigante y prepararemos unas riquísimas galletas!"
Pinto miró a Sali con curiosidad.
"¿Navidad? ¿Qué es eso? Nunca escuché de eso antes."
Lila se rascó la cabeza.
"Yo tampoco. ¿Es un juego?"
Sali rió de buena gana.
"¡Es más que un juego! Es una celebración de la amistad, la generosidad y el amor. Aunque no tengo familia, quiero compartirlo con ustedes."
Los amigos se emocionaron al escuchar a Sali. Así que decidieron ayudarla a preparar todo para la fiesta navideña. Sali les enseñó a hacer adornos con piñas y hojas de colores.
"¡Miren esto! ¡Vamos a hacer un árbol enorme!" dijo Sali, su cola moviéndose alegremente.
Un día, mientras todos trabajaban juntos, Lila se dio cuenta de algo.
"Oigan, ¡no tenemos regalos! ¿Cómo vamos a celebrar sin regalos?"
Sali pensó por un momento, pero no se desanimó.
"No necesitamos regalos materiales. Lo que realmente importa es compartir momentos juntos. Podemos hacer cosas para los demás. ¿Qué tal si cada uno hace algo especial para otro?"
Así que decidieron hacer sorpresas. Pinto creó una pista de carreras para Lila, Lila preparó un delicioso pastel de bayas para Sali, y Paco escribió un poema para Pinto.
El día de la gran celebración llegó, y el claro del bosque estaba adornado con luces brillantes y el árbol de Navidad hecho con ramas y flores. Sali, visiblemente emocionada, miró a su alrededor y dijo:
"¡Esto es increíble!"
Justo en ese momento, cuando todo estaba listo, empezaron a escuchar un fuerte ruido en el cielo. Una nube oscura cubrió el sol y un viento helado comenzó a soplar. Sali miró preocupada.
"¿Qué está pasando?"
Un bufón volador apareció entre las nubes, riéndose y lanzando una gran bola de nieve hacia ellos. Pinto gritó:
"¡Cuidado!"
La bola de nieve los alcanzó y todos se empaparon de nieve. Pero lo que parecía ser una travesura se convirtió en algo mágico: la bola se deshizo en copos de nieve brillantes que comenzaron a caer lentamente alrededor de ellos. Lila saltó con alegría.
"¡Miren! ¡Es hermoso!"
Mientras los copos de nieve caían, Sali tuvo una idea. Con su aliento de fuego, creó un calido resplandor que derretía la nieve y hacía que los copos brillaran como pequeños diamantes.
"¡Así es como se comparte la magia!" exclamó Sali, levantando su cola para despejar el espacio.
Los amigos comenzaron a bailar y reír mientras se dejaban llevar por la alegría del momento. Comprendieron que lo más importante de la Navidad no eran los regalos, sino la alegría de estar juntos y compartir risas y amor.
"Gracias, Sali," dijo Pinto mientras tomaba una galleta hecha por Lila. “¡Gracias por mostrarnos lo que significa la Navidad! ”
A partir de ese día, el valle celebró la Navidad cada año, recordando siempre lo especial que era la amistad. Sali, aunque todavía sin familia, se sentía más llena de amor que nunca, rodeada de sus amigos y de una nueva tradición que nunca olvidaría.
Cada año, mientras miraba hacia el cielo en busca de los Reyes Magos, Sali siempre pedía lo mismo:
"Amor y salud para todos, porque eso es lo que realmente importa."
Esa es la historia de Sali, el dragón que enseñó a sus amigos el verdadero espíritu de la Navidad, creando la tradición más bonita del Valle Resplandeciente.
FIN.