Salish y los Fideos Mágicos
Era un hermoso día de primavera y el sol brillaba con fuerza en el bosque. Salish, una nena de 14 años, iba corriendo entre los árboles. Tenía una pasión que la hacía sonreír en cualquier momento: ¡los fideos! Le encantaba comerlos de todas las formas posibles. Pero esa tarde, algo inesperado la esperaba.
Mientras corría feliz, oyó un ruido aterrador entre las ramas. Era un monstruo extraño, con ojos grandes y afilados colmillos. Salish no se lo pensó dos veces y empezó a correr más rápido.
"¡Ayuda! ¡Alguien que me salve!" - gritó, con el corazón latiendo a mil por hora.
Cruzó entre los árboles, tratando de perder al monstruo, pero este parecía decidido a atraparla. Al agacharse para pasar bajo una rama baja, Salish se tropezó y cayó en un pozo.
"¡Ay, no!" - exclamó mientras se deslizaba hacia abajo. Al llegar al fondo, se dio cuenta de que el pozo no era oscuro ni aterrador. En lugar de eso, había luz y colores vibrantes.
"¿Dónde estoy?" - murmuró, asombrada.
A su alrededor había montones de fideos de distintos tipos, todos brillantes y con colores llamativos. Unos fideos eran rosas, otros verdes, y algunos incluso parecían estar cubiertos de purpurina.
De repente, un pequeño duende apareció, moviéndose entre los fideos. Tenía una gorra puntiaguda y una gran sonrisa.
"¡Bienvenida al País de los Fideos! Soy Fidi, el guardián de este lugar." - dijo el duende saltando de alegría.
"¿Qué es este lugar?" - preguntó Salish, intrigada.
"Aquí, los fideos tienen poderes mágicos. Cada uno tiene un sabor y un efecto especial. ¿Te gustaría probar algunos?" - ofreció Fidi.
Sin pensarlo dos veces, Salish asintió. Así que el duende le cortó un trozo de fideo verde.
"Este es el fideo de la valentía. Cuando lo comas, te sentirás más valiente que nunca." - explicó Fidi.
Salish se lo comió y, efectivamente, una oleada de valentía la invadió. Se sentía fuerte y decidida. Luego, Fidi le ofreció un fideo azul.
"Este es el fideo de la sabiduría. Te ayudará a resolver cualquier problema que tengas." - dijo el duende.
Salish lo comió y sintió que en su mente aparecían soluciones a preguntas que la habían atormentado. Por último, Fidi le mostró un fideo amarillo.
"Este es el fideo del optimismo. Te hará ver el lado positivo de las cosas, incluso en situaciones difíciles." - añadió el duende.
Salish, ahora empoderada, decidió que era hora de enfrentar sus miedos. "¿Cómo salgo de aquí?" - preguntó, mirando a Fidi.
"Debes usar toda la valentía y sabiduría que obtuviste. Solo así podrás volver a la superficie." - contestó el duende.
Siguiendo sus instrucciones, Salish concentró su valentía y sabiduría. Recordando su amor por los fideos, imaginó a su familia y amigos esperándola. Se sintió más fuerte que nunca. Juntas, las habilidades que había obtenido la guiaron para encontrar una cuerda mágica hecha de fideos.
Utilizando esa cuerda, Salish logró escalar hasta la superficie. Al salir del pozo, se dio cuenta de que el monstruo todavía estaba allí, pero no estaba asustada. En lugar de huir, se acercó a él.
"¡Hola!" - dijo con valentía. "¿Por qué me persigues?"
El monstruo, que tenía un aspecto feroz pero ojos tristes, respondió. "Me siento solo. No tengo amigos y pensaba que asustarte me haría sentir mejor."
Salish, recordando el fideo del optimismo, sonrió y le dijo. "¡Podemos ser amigos!" - y se sentó junto al monstruo.
Desde entonces, Salish no solo se convirtió en la mejor amiga del monstruo, sino que organizó un gran banquete de fideos para celebrar la amistad. Invitaron a todos los animales del bosque, y juntos disfrutaron de risas y diversión.
El monstruo, que una vez fue temido, ahora era amado por todos, gracias a la valentía de Salish y a la magia de los fideos.
Y así, Salish aprendió que enfrentar miedos y ser amable con los demás puede cambiar el mundo a nuestro alrededor, y que siempre hay un camino hacia la amistad, sin importar cuán extraño sea el monstruo que se interponga en el camino.
FIN.