Salomé la campeona de básquet


Salomé era una niña muy especial. Desde pequeña, su pasión por el básquet era evidente. Pasaba horas practicando tiros y dribles en el patio de su casa, soñando con ser una gran jugadora algún día.

Un día, Salomé decidió unirse al equipo de básquet de su escuela. Estaba emocionada, pero a la vez un poco nerviosa. Sabía que al ser la más pequeña y la única niña en el equipo, tendría que esforzarse el doble para demostrar su valía.

El primer día de práctica, el entrenador les dijo a todos los niños y niñas del equipo: “Chicos, para ser un gran equipo necesitamos jugar en conjunto, apoyarnos y esforzarnos al máximo en cada entrenamiento. El básquet es un deporte de equipo, y juntos podemos lograr grandes cosas.”

Salomé asintió con determinación. Ella sabía que el trabajo en equipo era clave para alcanzar el éxito. Los días pasaron y Salomé practicaba con entusiasmo, pero no siempre le salían bien todos los tiros. Aun así, no se daba por vencida.

Un día, antes de un importante partido, el entrenador anunció que Salomé sería titular. Algunos de sus compañeros dudaron de sus habilidades, pero ella sabía que este era su momento para demostrar de lo que era capaz.

El partido comenzó y Salomé puso en práctica todo lo que había aprendido. Aunque al principio tuvo algunos errores, no se rindió. El equipo la apoyaba y ella se sentía más segura en la cancha. Con esfuerzo y determinación, Salomé logró anotar el tiro ganador.

Al finalizar el partido, el entrenador felicitó al equipo. “Hoy demostraron que juntos son imparables. Cada uno de ustedes aportó algo importante para lograr la victoria, y eso es lo que hace grande a un equipo.”

Salomé sonreía con orgullo, sabiendo que su esfuerzo y pasión por el básquet habían dado frutos. Desde ese día, Salomé se convirtió en una pieza fundamental del equipo, demostrando que con esfuerzo, trabajo en equipo y determinación, se pueden alcanzar grandes cosas.

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