Saltando bajo la lluvia


Había una vez en un hermoso jardín maternal, un grupo de bebés chicos que jugaban y se divertían todos los días. Entre ellos, se encontraba Sofi, una niña curiosa y llena de energía.

Un día soleado, mientras los bebés jugaban en el patio del jardín, la señorita Ana les contó que iban a tener una visita muy especial. Todos los ojitos brillaron de emoción. En ese momento, llegó el señor Martín con su guitarra.

Era un músico talentoso que venía a regalarles una tarde llena de música y alegría. Los bebés se sentaron alrededor del señor Martín y comenzaron a disfrutar de sus melodías.

La música era tan mágica que poco a poco cada uno de los bebés fue dejándose llevar por ella. Sofi no podía quedarse quieta y empezó a dar pequeños saltitos al ritmo de la canción. Los demás bebés la miraron sorprendidos pero luego decidieron seguir su ejemplo.

"¡Miren cómo salto!" -exclamó Sofi emocionada. Todos comenzaron a saltar al compás de la música, riendo y divirtiéndose sin parar. El jardín maternal se llenó de risas contagiosas y sonrisas radiantes.

De repente, mientras seguían saltando felices, algo inesperado ocurrió: el sol comenzó a esconderse detrás de las nubes grises y la lluvia empezó a caer sobre ellos. "¡Oh no! ¿Qué haremos ahora?" -preguntó Sofi preocupada.

Pero antes que nadie pudiera responderle, el señor Martín sacó un paraguas de colores y lo abrió para proteger a los bebés de la lluvia. Todos se agruparon debajo del paraguas, formando un círculo mientras seguían saltando al ritmo de la música. La lluvia no les importaba, porque estaban juntos y felices.

El señor Martín continuó tocando su guitarra y cantando canciones alegres que llenaban el aire. Después de un rato, la lluvia cesó y el sol volvió a brillar en el cielo.

Los bebés salieron corriendo hacia los charcos que se habían formado en el jardín y comenzaron a saltar dentro de ellos, chapoteando agua por todas partes. "¡Miren cómo salto en los charcos!" -gritó Sofi emocionada nuevamente.

Los demás bebés se animaron a imitarla y pronto todos estaban saltando con alegría en los charcos mojados. Las risas volvieron a llenar el aire mientras disfrutaban de este nuevo juego divertido.

Al finalizar la tarde, cuando llegaron las mamás y los papás para llevarse a sus pequeños, Sofi les contó todo lo que había pasado: cómo saltaron bajo la lluvia protegidos por el paraguas del señor Martín y cómo encontraron diversión en los charcos. Todos quedaron encantados con esa hermosa historia llena de música, amistad e imaginación.

Desde ese día, cada vez que veían una gota de lluvia o un charco en la calle, recordaban aquel maravilloso momento compartido en el jardín maternal.

Y así, los bebés chicos del jardín maternal aprendieron que la música y la imaginación pueden convertir cualquier situación en algo divertido y especial. Y sobre todo, descubrieron que cuando están juntos, no importa qué pase, siempre encontrarán la manera de disfrutar y ser felices.

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