Saltando hacia el éxito
Había una vez una niña llamada Paola que era muy inteligente y dedicada en la escuela. Siempre estaba entre las primeras de su clase y le encantaba aprender cosas nuevas.
Sin embargo, había un pequeño problema: no podía aprender a saltar la cuerda en las clases de educación física. Todos los días, cuando llegaba el momento de saltar la cuerda, Paola se sentía nerviosa y torpe.
Aunque intentaba con todas sus fuerzas, siempre terminaba tropezando o enredándose con la cuerda. Sus compañeros se burlaban de ella y eso hacía que se sintiera aún peor. Pero Paola no era una niña que se rindiera fácilmente. Decidió que iba a practicar todos los días hasta lograrlo.
Después de clases, tomaba su propia cuerda y buscaba un lugar tranquilo para practicar sin ser observada. Los días pasaron y Paola seguía esforzándose por aprender a saltar la cuerda.
A veces tropezaba, otras veces caía al suelo, pero nunca dejó que esos fracasos la desanimaran. Un día, mientras practicaba sola en el parque cerca de su casa, un grupo de niños más grandes se acercó a ella.
Se burlaron de sus intentos fallidos por saltar la cuerda e incluso le decían cosas hirientes como "¡Eres tan torpe!" o "Nunca vas a poder hacerlo".
Paola sintió cómo las lágrimas comenzaban a brotar en sus ojos, pero luego recordó todas las veces que había caído antes y cómo siempre había vuelto a levantarse. Decidió ignorar los comentarios negativos y continuar practicando. Poco a poco, Paola comenzó a notar que sus saltos eran más coordinados.
Aunque aún no podía mantener un ritmo constante, estaba mejorando día a día. Se dio cuenta de que no se trataba solo de saltar la cuerda, sino también de tener confianza en sí misma y creer en sus propias habilidades.
Un día, durante las clases de educación física, el profesor decidió organizar una competencia para ver quién podía saltar la cuerda más veces seguidas. Paola sintió mariposas en el estómago al escucharlo, pero esta vez no tenía miedo.
Cuando llegó su turno, Paola tomó la cuerda con determinación y comenzó a saltar. Los primeros saltos fueron un poco torpes, pero luego encontró su ritmo. Saltaba y saltaba sin parar, mientras todos los demás la miraban asombrados. Paola rompió el récord de salto de cuerda del colegio ese día.
Todos aplaudieron y felicitaron su gran logro. Sus compañeros dejaron de burlarse y empezaron a admirarla por su perseverancia y valentía. Desde aquel día, Paola se convirtió en una experta saltadora de cuerda.
Incluso enseñaba a otros niños cómo hacerlo correctamente. Pero lo más importante es que aprendió una lección invaluable: nunca rendirse ante los desafíos y siempre creer en uno mismo.
Y así fue como Paola demostró al mundo que con paciencia, dedicación y confianza en uno mismo se pueden superar cualquier obstáculo que se presente en el camino.
FIN.