Saltando juntos


Había una vez un niño llamado Neider que vivía en un pequeño pueblo rodeado de verdes praderas y hermosos árboles.

Desde muy pequeño, Neider tenía un perro llamado Amigos, que había encontrado abandonado en el bosque cuando era apenas un cachorro. Neider y Amigos eran inseparables. Juntos exploraban el bosque, jugaban en el río y corrían por los campos. Siempre estaban juntos, compartiendo risas y aventuras.

Un día, mientras paseaban por el pueblo, vieron a un grupo de niños tristes y desanimados sentados en una banca del parque. Neider se acercó curioso y les preguntó qué les pasaba. - Estamos aburridos -respondió uno de los niños-. No tenemos nada divertido para hacer.

Neider pensó por unos segundos y luego sonrió con picardía. Tenía una idea brillante para alegrar a esos niños tristes. - ¡Tengo una idea! ¿Qué tal si organizamos una competencia de saltos con Amigos? -propuso Neider emocionado.

Los ojos de los niños se iluminaron al instante. Todos aceptaron la propuesta entusiasmados. Así fue como Neider organizó la competencia en el campo cerca del río.

Los niños se turnaban para saltar sobre obstáculos mientras Amigos los observaba atentamente desde la línea de partida. El primer niño tomó impulso y saltó lo más alto que pudo. Pero antes de llegar al otro lado del obstáculo, tropezó y cayó al suelo.

Los demás niños intentaron también pero ninguno lograba superar el reto. Neider se acercó a Amigos y le susurró al oído:- Amigos, sé que puedes hacerlo. Demuéstrales lo alto que puedes saltar. Amigos asintió con la cabeza y se puso en posición.

Dio un gran salto y sobrepasó el obstáculo sin dificultad alguna. Todos los niños aplaudieron emocionados. - ¡Increíble! ¡Amigos es el mejor saltador del mundo! -exclamaron todos al unísono.

A partir de ese día, Neider, Amigos y los demás niños se reunían regularmente en el campo para practicar diferentes juegos y competencias. Juntos aprendieron a hacer carreras de velocidad, lanzamiento de frisbee e incluso construyeron una pista de obstáculos para divertirse aún más.

Gracias a la valentía y habilidades de Amigos, los niños descubrieron su propio potencial y confiaron en sí mismos para superar cualquier reto que se les presentara.

Con el tiempo, Neider y Amigos se dieron cuenta de que no solo habían alegrado la vida de esos niños, sino también la suya propia. Se sentían felices por haber encontrado amigos tan especiales con quienes compartir momentos inolvidables.

Y así fue como Neider y Amigos demostraron que siempre hay algo divertido por hacer cuando estamos rodeados de buenos amigos, dispuestos a enfrentar desafíos juntos.

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