Saltarín y la búsqueda de la amistad real
Había una vez un conejito muy especial llamado Saltarín que vivía dentro de una pantalla de televisión.
Él era muy feliz saltando y jugando en su mundo virtual, pero siempre había algo que le hacía sentirse triste: él quería salir de la pantalla y vivir en el mundo real con alguien que lo quisiera. Un día, mientras Saltarín estaba saltando por la pradera digital, vio a través del cristal de la pantalla a un niño llamado Lucio.
El pequeño estaba sentado frente a la televisión y parecía estar disfrutando mucho del programa en el que Saltarín aparecía. - ¡Hola! -dijo Saltarín moviendo sus orejas-. ¿Cómo te llamas? - Me llamo Lucio -respondió el niño sonriendo-.
¿Y tú? - Yo me llamo Saltarín y soy un conejito mágico -dijo orgulloso el animalito virtual-. Quiero salir de esta pantalla y venir a vivir contigo.
¿Te gustaría tenerme como tu amigo? Lucio se sorprendió mucho al escuchar las palabras del conejito, pero no pudo resistirse al brillo de sus ojos verdes. - Claro que sí, Conejito Saltarín -dijo sonriendo-. Será genial tenerte como mi compañero.
A partir de ese momento, Saltarín empezó a trabajar duro para encontrar la forma de escaparse de la pantalla e ir a vivir con Lucio. Se convirtió en un experto hacker y aprendió todo lo necesario para viajar entre mundos digitales.
Pero cuando finalmente logró escaparse, descubrió que no todo sería tan fácil como había imaginado. La vida fuera de la pantalla era muy diferente a lo que él conocía, y tuvo que enfrentarse a muchos desafíos para adaptarse.
- Esto es mucho más complicado de lo que pensaba -dijo Saltarín con tristeza-. No sé si soy capaz de vivir en este mundo real. Pero Lucio no se dio por vencido.
Él sabía que su amigo necesitaba ayuda y decidió hacer todo lo posible para ayudarlo a adaptarse. Juntos, exploraron el mundo exterior, aprendieron nuevas habilidades y descubrieron la importancia de la amistad verdadera. - Nunca te dejaré solo, Conejito Saltarín -dijo Lucio abrazando a su amigo-. Siempre estaré aquí para ti.
Así, gracias al amor y la perseverancia de Lucio, Saltarín logró encontrar su lugar en el mundo real y vivir feliz junto a su mejor amigo.
Y aunque siempre recordaría con cariño su antigua vida dentro de la pantalla, nunca volvería atrás porque ahora tenía algo mucho más valioso: una amistad incondicional que duraría para siempre.
FIN.