Saltito y la dieta equilibrada



El gato se llamaba Saltito y era un felino muy especial. Desde pequeño, había desarrollado una gran habilidad para saltar y brincar por encima de cualquier obstáculo que se le pusiera en el camino.

Un día, mientras caminaba por el parque, Saltito vio a lo lejos un grupo de niños jugando con una pelota. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia ellos y comenzó a saltar alrededor de la pelota, tratando de atraparla con sus patas.

Los niños quedaron impresionados con la agilidad del gato y comenzaron a aplaudir. Fue entonces cuando uno de ellos se acercó a Saltito y le preguntó:-¿Cómo haces para saltar tan alto? Saltito sonrió y respondió:-Es cuestión de práctica.

Si quieres ser bueno en algo, debes dedicarte a ello todos los días. El niño asintió con la cabeza y se fue corriendo junto a sus amigos para seguir jugando. Pero antes de irse, dejó caer una banana cerca del gato.

Saltito miró curioso la fruta amarilla que estaba frente a él. Nunca había probado una banana antes, así que decidió darle un mordisco.

Para su sorpresa, ¡le encantó! Desde ese momento en adelante, cada vez que veía una banana cerca suyo, no podía resistirse y tenía que comérsela. Pero un día ocurrió algo extraño: después de comerse una banana muy grande, Saltito comenzó a sentirse raro. De repente todo empezó a girar alrededor suyo y perdió el equilibrio.

Cuando despertó, estaba en un lugar desconocido y oscuro. De pronto, escuchó una voz que le hablaba:-¿Estás bien? Saltito miró a su alrededor y vio que estaba rodeado de otros gatos. Todos parecían preocupados por él.

-¿Dónde estoy? -preguntó Saltito. -Estás en el Mundo de las Bananas -respondió uno de los gatos-. Es un lugar mágico donde van todos aquellos que comen demasiadas bananas. Saltito se sintió confundido.

¿Cómo había llegado allí? Los demás gatos le explicaron que cuando uno come muchas bananas, puede sentirse mal y terminar siendo transportado al Mundo de las Bananas. Pero no debía preocuparse, ya que allí aprendería una valiosa lección.

Durante varios días, Saltito exploró ese mundo extraño y conoció a muchos otros gatos con historias similares a la suya. Descubrió que comer demasiadas bananas podía ser peligroso para la salud y decidió moderar su consumo.

Finalmente, después de haber aprendido mucho sobre el cuidado del cuerpo y la alimentación saludable, Saltito regresó al mundo real con una nueva perspectiva sobre la vida. Desde entonces, se dedicó a compartir sus conocimientos con otros animales en el parque y les enseñaba cómo llevar una dieta equilibrada para mantenerse saludables.

Y así fue como Saltito pasó de ser solo un gato saltarín a convertirse en un verdadero líder comunitario que inspiraba a todos los animales del parque a cuidar su cuerpo y mente.

FIN.

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