Saltos y amistad


Había una vez, en un hermoso bosque encantado, una rata llamada Ramón y una rana llamada Renata. A pesar de ser de especies diferentes, eran los mejores amigos desde que se conocieron cuando eran pequeños.

Un día soleado, mientras exploraban el bosque juntos, Ramón y Renata encontraron un cartel que decía: "¡Gran competencia de saltos! ¡El premio es una deliciosa caja llena de galletas!". Ambos se emocionaron al leerlo y decidieron participar en la competencia.

Llegó el día de la competencia y todos los animales del bosque estaban allí para ver quién ganaría. Había conejos, ardillas e incluso pájaros. El primer turno fue para las ranas. Renata estaba nerviosa pero determinada.

Saltó tan alto como pudo y sorprendió a todos con su habilidad. Los demás aplaudieron y le dieron una alta puntuación por su gran salto. Luego llegó el turno de las ratas.

Ramón observaba a los otros participantes con atención y notaba lo bien que saltaban algunos conejos altivos. Cuando llegó su turno, Ramón sintió miedo porque no sabía si podría superar a los demás animales más grandes que él.

Pero Renata lo miró con confianza y le dijo: "¡Tú puedes hacerlo! Confío en ti". Con sus palabras motivadoras resonando en su cabeza, Ramón dio un salto increíblemente alto. Todos quedaron asombrados al ver cómo la pequeña rata desafiaba las expectativas.

Las puntuaciones fueron anunciadas poco después y para sorpresa de todos, tanto Renata como Ramón habían empatado con la puntuación más alta. ¡Ambos ganaron el primer premio! La caja llena de galletas.

Mientras compartían su premio, Ramón y Renata se dieron cuenta de que, aunque eran diferentes en tamaño y habilidades, se complementaban perfectamente. Aprendieron que la amistad no tiene barreras ni límites y que juntos podían lograr cualquier cosa.

Desde ese día, los animales del bosque aprendieron una valiosa lección: no importa cuán diferentes sean las personas o los animales, siempre hay espacio para la amistad y el apoyo mutuo. Ramón y Renata continuaron siendo amigos inseparables a lo largo de sus vidas.

Juntos exploraron el bosque encantado, ayudando a otros animales necesitados y recordándoles que todos somos únicos y especiales a nuestra manera.

Y así, la historia de la rata Ramón y la rana Renata se convirtió en una leyenda inspiradora para todas las criaturas del bosque encantado, demostrando que no hay límites cuando se trata de verdadera amistad.

Dirección del Cuentito copiada!
1