Salvador Simón y la aventura en La Alegría

Había una vez un pueblo llamado "La Alegría", donde todos los niños y niñas eran muy divertidos y juguetones.

En ese lugar vivía Salvador Simón, un niño que siempre se la pasaba solo en su casa, sin amigos con quien jugar. Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, vio a un grupo de niños divirtiéndose juntos. Se acercó tímidamente y les preguntó si podía jugar con ellos.

Los niños lo miraron extrañados pero le dieron la bienvenida. Desde ese día, Salvador Simón se convirtió en parte del grupo de amigos del pueblo. Juntos jugaban al fútbol, al escondite y a muchos otros juegos divertidos.

Pero un día, durante una tarde de verano, los niños descubrieron que el río que cruzaba el pueblo estaba contaminado con basura y plásticos. Todos estaban muy tristes porque no sabían cómo solucionar el problema.

Salvador Simón tuvo una idea: "¿Y si hacemos una campaña para limpiar el río? Podríamos pedir ayuda a nuestros padres y vecinos". Los niños comenzaron a trabajar juntos para planificar la campaña de limpieza del río.

Hicieron carteles para colocarlos en todo el pueblo e invitaron a todos los habitantes a participar en la limpieza. El día de la campaña llegó y cientos de personas se reunieron junto al río para ayudar. Los niños lideraron las tareas y guiaron a los voluntarios hacia las áreas más afectadas por la contaminación.

Después de varias horas de trabajo duro, lograron reagarrar toda la basura y los plásticos del río. El agua volvió a ser cristalina y limpia, y todos estaban muy contentos.

Salvador Simón se sintió muy orgulloso de sus amigos y de todo el pueblo por haber trabajado juntos para solucionar un problema importante. Desde ese día, él supo que siempre podía contar con sus amigos para cualquier cosa que necesitara.

Y así, Salvador Simón aprendió la importancia de trabajar en equipo, de ayudar a su comunidad y de disfrutar las cosas simples pero importantes de la vida: la amistad, la diversión y el cuidado del medio ambiente.