salvando a los animales


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Animalia, una niña llamada Lola, que desde muy pequeña tenía un gran amor por los animales.

Todos los días salía a pasear por el bosque cercano a su casa para observar a los pájaros, acariciar a los conejitos y jugar con los perros callejeros. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró a un cachorro de zorro herido.

Sin dudarlo, lo tomó en brazos y corrió hasta la casa de la señora Rosa, la veterinaria del pueblo. La señora Rosa curó al zorrito y le explicó a Lola cómo cuidarlo mientras se recuperaba.

Lola estaba fascinada con todo lo que aprendía de la señora Rosa y decidió que quería ser veterinaria cuando creciera para poder ayudar a todos los animales enfermos o heridos. Los años pasaron y Lola se convirtió en una excelente estudiante.

Siempre sacaba las mejores notas en biología y dedicaba su tiempo libre a ayudar en la clínica de la señora Rosa. Un día, la veterinaria le dijo:"Lola, has demostrado tener un gran amor y talento para cuidar de los animales. Estoy segura de que serás una veterinaria increíble.

"Lola sonrió emocionada y prometió seguir esforzándose para cumplir su sueño. Pero justo cuando todo parecía ir sobre ruedas, una noticia inesperada llegó al pueblo: la clínica veterinaria de la señora Rosa estaba en peligro de cerrar debido a problemas económicos.

Lola sabía que tenía que hacer algo para salvar el lugar donde había aprendido tanto y donde había conocido a sus amigos animals. Decidió organizar una feria benéfica para recaudar fondos y así evitar el cierre de la clínica.

Con ayuda de todos los habitantes del pueblo, lograron organizar una feria llena de juegos, comida deliciosa y actividades divertidas para toda la familia. La gente llegaba emocionada y donaba generosamente para apoyar la causa.

Al final del día, habían recaudado suficiente dinero para salvar la clínica veterinaria. La señora Rosa abrazó emocionada a Lola y le dijo:"Gracias a tu valentía y determinación, hemos logrado mantener abiertas las puertas de este lugar tan especial.

"Lola sonrió con lágrimas en los ojos y supo en ese momento que no importaba qué obstáculos se interpusieran en su camino; siempre encontraría una manera de cumplir su sueño de ser veterinaria.

Desde entonces, Lola siguió estudiando duro para convertirse en una excelente profesional que cuidaba con amor a todos los animales que llegaban a su consulta.

Y cada vez que miraba atrás recordaba aquel día inolvidable en el que descubrió que con determinación y trabajo duro podía hacer realidad sus sueños más grandes.

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