Samadhi y el Jardín Mágico



Había una vez, en un reino lejano, una princesa llamada Samadhi. Samadhi era una niña curiosa y alegre que vivía en un enorme castillo junto a sus papás, el rey León y la reina Estrella. Cada mañana, el sol iluminaba el jardín del castillo, donde Samadhi jugaba con su perro, Aventura.

Un día, mientras exploraba el jardín, encontró una puerta antigua cubierta de enredaderas.

"¿Qué habrá detrás de esta puerta?" - se preguntó Samadhi.

"¡Vamos, Aventura!" - exclamó emocionada.

Decidida, empujó la puerta y, para su sorpresa, apareció un mundo vibrante lleno de flores de colores y criaturas bailando al ritmo de la música. Era un jardín mágico que nunca había visto antes.

"¡Wow! ¡Mirá todo esto!" - gritó Samadhi, asombrada. Un pequeño duende apareció de entre las flores.

"Bienvenida, princesa Samadhi. Soy Brillo, el guardián de este jardín. ¿Te gustaría conocer sus secretos?" - dijo el duende con una sonrisa.

"¡Sí! ¡Me encantaría!" - respondió Samadhi.

Brillo guió a Samadhi a través del jardín, donde cada flor y cada árbol contaba una historia. Samadhi aprendió sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y cómo cada ser, por pequeño que fuera, tenía un papel en la naturaleza.

"Si no cuidamos el jardín, se marchitará, y nos perderemos toda su belleza" - explicó Brillo.

Una tarde, Brillo le mostró un árbol gigante en el centro del jardín.

"Este es el Árbol de los Sueños. Si cuidas el jardín y lo proteges, tus sueños se harán realidad." - dijo Brillo.

Con el paso de los días, Samadhi comenzó a cuidar del jardín, recogiendo basura y plantando nuevas flores. Sus papás se dieron cuenta de que su hija estaba más feliz y que pasaba mucho tiempo en el jardín mágico.

"¿De qué hablas, hija?" - le preguntó la reina Estrella.

"¡Mamá, tengo un jardín mágico lleno de seres increíbles! Ellos me enseñan a cuidar la naturaleza para que florezca siempre. ¡Debo contarles!" - respondió Samadhi.

Sin embargo, en el reino había una sequía y el jardín empezaba a marchitarse. Samadhi estaba preocupada.

"¡Oh no, Brillo! ¡Debemos hacer algo!" - dijo, angustiada.

"Debemos trabajar juntos, princesa. Si todos en el castillo ayudan a regar el jardín y cuidar de él, podría volver a florecer" - sugirió Brillo.

Decidida a ayudar, Samadhi corrió al castillo y convocó a todos los habitantes para contribuir.

"¡Queridos amigos, necesitamos su ayuda! La magia de nuestro jardín está en peligro" - gritó Samadhi.

Los habitantes del castillo se unieron y, con cubos de agua y risas, comenzaron a regar el jardín. En pocos días, las flores comenzaron a revivir y el jardín brilló más que nunca.

"¡Lo hicimos! ¡Gracias a todos!" - dijo Samadhi, llena de alegría.

Brillo apareció y, al ver el esfuerzo de todos, exclamó:

"Princesa Samadhi, gracias a ti, el jardín ha vuelto a la vida. Cada uno de ustedes es parte de su magia y de su historia. Nunca olviden cuidar de la naturaleza.

Samadhi, llena de felicidad, sonrió a su rey y su reina.

"Hoy aprendí que juntos, podemos lograr cosas maravillosas" - dijo la pequeña princesa.

Desde ese día, el jardín siempre estuvo lleno de vida y color. Samadhi siguió cuidándolo y educando a todos sobre la importancia de proteger el medio ambiente. El rey y la reina estaban orgullosos de su hija, y el jardín mágico se convirtió en un lugar donde cada niño del reino podía aprender y jugar.

Y así, Samadhi vivió feliz, siempre explorando y llenando su corazón de sueños, recordando que cuidar la naturaleza era también cuidar de sus propios sueños. Y todos en el reino aprendieron que, trabajando juntos, su mundo podría ser siempre colorido y mágico, como el jardín que habían salvado.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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