Samantha y el bosque de los pasos encantados
Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Samantha. Desde muy temprana edad, Samantha mostraba un gran amor por el baile, al igual que su tía Nayely, quien era bailarina profesional.
A sus 1 año de edad, Samantha movía sus bracitos y piernitas al ritmo de la música con una gracia y alegría que contagiaba a todos a su alrededor.
Un día soleado, mientras jugaba en el jardín con papá y mamá, Samantha vio una mariposa revoloteando entre las flores. Con curiosidad en sus ojitos brillantes, decidió seguirla. La mariposa la llevó a través de un camino lleno de colores y aventuras.
Al final del camino, se encontró con un bosque mágico donde los árboles parecían susurrar melodías encantadoras y los animalitos bailaban al compás del viento. Fascinada por lo que veía, Samantha se animó a dar unos pasos tímidos al ritmo de la música que resonaba en el bosque.
De repente, apareció ante ella una hada madrina con alas brillantes y una sonrisa cálida. "¡Hola querida Samantha! Veo que tienes el don del baile en tu corazón", dijo el hada con dulzura.
"¿Te gustaría aprender algunos pasos mágicos para ser aún más brillante?". Samantha asintió emocionada y sin dudarlo tomó la mano del hada madrina. Juntas comenzaron a girar y saltar alrededor de una fuente cristalina mientras risas de alegría llenaban el aire.
Con cada paso que daban, Samantha sentía cómo su confianza crecía y su espíritu se fortalecía. "¡Qué divertido es bailar contigo!", exclamó Samantha radiante de felicidad.
"Tú también eres una bailarina increíble, solo necesitas creer en ti misma", respondió el hada madrina con ternura. Después de horas de danzar sin parar, el hada madrina guió a Samantha de regreso a casa justo a tiempo para la cena.
Al llegar, papá y mamá notaron la luz especial que brillaba en los ojos de su pequeña exploradora. "¿Dónde has estado toda la tarde?", preguntó mamá con curiosidad. "He descubierto un bosque mágico donde las mariposas bailan y las hadas enseñan pasos encantados", respondió Samantha emocionada.
Desde ese día en adelante, Samantha siguió practicando sus pasos mágicos junto a su tía Nayely e inspirando a todos con su energía positiva y determinación para alcanzar sus sueños.
Y así fue como la pequeña niña hermosa se convirtió en la bailarina más brillante y empoderada del pueblo entero. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda: ¡nunca subestimes el poder del baile para hacer tus sueños realidad!
FIN.