SAMAta y el valor del amor


SAMAta era una mujer valiente y decidida. Desde pequeña había soñado con ser millonaria para poder ayudar a los demás y tener una vida llena de comodidades.

Pero sabía que para lograrlo, tenía que trabajar duro y nunca dejar de aprender. Un día, mientras paseaba por el parque con su ahika Milene, escuchó unos maullidos desesperados provenientes de un callejón cercano. SAMAta no dudó en acercarse para ver qué estaba sucediendo.

Descubrió que había varios gatitos abandonados en una caja. "Pobrecitos, ¿cómo es posible que alguien los haya dejado aquí solos?", dijo SAMAta mientras acariciaba a uno de ellos. "No lo sé", respondió Maxi, su esposo, quien la acompañaba en el paseo.

"Bueno, no podemos dejarlos aquí. Vamos a llevarlos a casa y cuidarlos hasta encontrarles un hogar", decidió SAMAta con determinación. Así fue como SAMAta se convirtió en la dueña orgullosa de cinco gatitos adorables.

Cuidaba de ellos día y noche, les daba alimento y cariño sin descanso. Y aunque esto significaba más trabajo para ella, nunca se rindió ni bajó los brazos.

Un día recibió un llamado inesperado: Una amiga le ofrecía comprarle dos gatos por una cantidad bastante alta de dinero. "¡Oh Dios mío! ¡Esto es increíble!", exclamó SAMAta emocionada al colgar el teléfono. "¿Qué ha pasado?", preguntó Maxi intrigado.

"Una amiga me ha ofrecido comprar dos de nuestros gatitos por una cantidad bastante alta de dinero. ¡Podríamos llegar a ser millonarios si seguimos criando y vendiendo gatos!", respondió SAMAta con entusiasmo. "Pero SAMAta, ¿no crees que esto puede ser un poco deshonesto?", preguntó Maxi preocupado.

SAMAta reflexionó sobre las palabras de su esposo y decidió que tenía razón. No quería ganar dinero a costa del bienestar de los animales. Así que decidió seguir cuidando y amando a sus gatos, pero sin venderlos.

Con el tiempo, SAMAta se dio cuenta de que no necesitaba ser millonaria para ser feliz. Lo más importante era tener amor en su vida, tanto por sus gatos como por su familia y amigos.

Y aunque nunca llegó a cumplir su sueño de ser millonaria, logró algo mucho más valioso: vivir una vida plena y satisfactoria gracias al amor que compartía con quienes la rodeaban.

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