Samira y el árbol de Navidad
Era un frío diciembre en la ciudad de Buenos Aires y Samira, una niña de 8 años, estaba muy emocionada por la llegada de la Navidad. Cada año, su familia decoraba un árbol gigante en el living de su casa, y este año era especial porque ella tenía una idea diferente en mente.
Al llegar a casa de la escuela, Samira corrió hacia su mamá.
"¡Mamá, tengo una idea! Este año podríamos tener un árbol de Navidad diferente, uno que no sea solo de adorno. ¿Qué te parece?" - dijo con los ojos brillando de emoción.
La mamá de Samira, sorprendida por la propuesta, la miró con curiosidad.
"¿Qué quieres decir con 'diferente'?" - preguntó.
"Podríamos hacer un árbol de Navidad con cosas que ya no usamos. Juguetes, ropa, cosas que se quedan guardadas sin que nadie las use. Así, en lugar de comprar adornos nuevos, le daríamos una segunda oportunidad a otras cosas y ayudaríamos a otros niños" - explicó Samira, entusiasmada.
La mamá sonrió y aplaudió la idea. Juntas, comenzaron a buscar por la casa. Encontraron un montón de juguetes, ropa que ya no le quedaba a Samira y libros que había leído. Pero había un objeto que llamó la atención de Samira: un viejo árbol de Navidad que había estado guardado en el desván.
"¡Mirá, mamá! En lugar de comprar uno nuevo, podemos reciclar este árbol. Solo necesita un poco de amor" - dijo Samira con una gran sonrisa.
Así fue como, durante toda la semana, madre e hija trabajaron juntas. Pintaron el árbol de un verde brillante, le colgaron los juguetes que no necesitaban y decoraron las ramas con cintas de colores que les habían sobrado de otros años. Los amigos de Samira se unieron a la iniciativa y también trajeron cosas viejas de sus casas.
El árbol se convirtió en un verdadero espectáculo. Cada día, Samira y su mamá recibían mensajes de vecinos y amigos que querían sumarse a la causa. Cada uno llevaba algo que ya no usaba para contribuir al árbol. Pronto, el árbol no solo estaba lleno de viejos objetos, sino también de historias. Cada juguete colgado tenía una memoria detrás.
El famoso día de la cena de Nochebuena, Samira se sentó con su familia alrededor del árbol hecho de reciclaje. Todos estaban asombrados por la belleza que había logrado crear con su ingenio y creatividad.
"¡Samira, tu árbol es más hermoso que cualquier árbol que podíamos comprar!" - exclamó su papá, orgulloso.
"¡Y además, ayudamos a otros!" - dijo Samira, saltando de felicidad.
Cuando llegó la mañana de Navidad, Samira se despertó y fue corriendo hacia el árbol. Allí, en lugar de ver juguetes nuevos, encontró cartas con deseos de los niños a los que habían ayudado.
"¿Mirá, mamá? Cada deseo que leemos es una oportunidad de hacer algo bueno. Podemos ayudar a cumplirlos" - propuso con una sonrisa.
Los días siguientes, Samira, su familia y amigos comenzaron a organizar actividades para hacer realidad los deseos de esos niños. Recogieron fondos, organizaron juegos y hasta fueron a entregar presentes a los hogares que necesitaban apoyo. El árbol de Navidad se convirtió en un símbolo de esperanza y amor en su comunidad.
Samira aprendió que la verdadera magia de la Navidad no estaba solo en los adornos o en los regalos, sino en la alegría de dar y ayudar a otros. Así, su pequeño y reciclado árbol de Navidad iluminó sus corazones y enseñó a todos la importancia de la solidaridad y la creatividad.
Desde entonces, cada año, al llegar diciembre, Samira se prepara no solo para decorar su árbol, sino para seguir creando magia en cada rincón de su comunidad, demostrando que un corazón generoso puede crear los mejores recuerdos de Navidad.
FIN.