Samuel y el amor sin límites



En un barrio tranquilo de Buenos Aires vivía Samuel, un niño lleno de energía y creatividad. Siempre estaba inventando juegos nuevos y buscando aventuras para entretenerse.

Sus padres, Marta y Juan, lo adoraban y disfrutaban pasar tiempo juntos cada tarde. Una mañana soleada, la vida de Samuel cambió para siempre. Su mamá dio a luz a un hermanito llamado Mateo.

Samuel estaba emocionado por tener un nuevo compañero de juegos, pero al mismo tiempo comenzó a sentir celos. Se preguntaba si sus papás lo seguirían queriendo tanto como antes o si ahora todo giraría en torno al bebé.

Al principio, Samuel intentaba ignorar esos sentimientos encontrados y se esforzaba por ser el mejor hermano mayor posible. Ayudaba a cambiar los pañales de Mateo, le cantaba canciones para hacerlo reír e incluso le contaba cuentos por las noches. Pero por dentro, seguía sintiéndose desplazado y triste.

Un día, mientras jugaba en el parque cerca de su casa, conoció a una mariposa muy especial que lo escuchó atentamente cuando le contó cómo se sentía. La mariposa le dijo con voz suave: "Samuel, los celos son normales cuando llega un nuevo integrante a la familia.

Pero recuerda que el amor de tus papás es infinito y no se divide, se multiplica". Samuel reflexionó sobre las palabras de la mariposa y decidió hablar con sus padres sobre sus emociones.

Esa misma noche, durante la cena familiar, reunió coraje y dijo: "- Mamá, Papá... quiero contarles algo importante. Me siento feliz por tener a Mateo en nuestras vidas, pero también tengo celos a veces".

Sus padres lo abrazaron con cariño y le explicaron que era normal sentirse así ante un cambio tan grande en la familia. Le aseguraron que lo amaban igual que siempre y que valoraban todo lo que él era.

A partir de ese momento, Samuel empezó a involucrarse más en cuidar a su hermanito sin resentimientos ni celos. Descubrió que podía compartir momentos especiales con Mateo mientras mantenía su lugar único en la familia.

Con el paso del tiempo, Samuel entendió que los celos eran solo una etapa pasajera y que el amor entre él y su hermanito crecería cada día más fuerte. Juntos vivieron muchas aventuras inolvidables e inseparables como dos amigos inseparables.

Y así fue como Samuel aprendió una valiosa lección: que el amor familiar es grande suficiente para todos sin importar cuántos miembros haya en ella.

FIN.

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