San Francisco y el Lobo Amistoso
En un pequeño bosque a las afueras de San Francisco, un lobo llamado Lobi vivía solo. Siempre había oído historias sobre cómo los lobos eran temidos por todos, y él deseaba ser diferente. Un día, mientras Lobi paseaba por la montaña, se encontró con un chico que estaba haciendo un picnic.
"¡Hola!" - dijo el chico emocionado, mientras miraba a Lobi.
Lobi se puso nervioso. No quería asustarlo, así que se escondió detrás de un arbusto. Pero el chico no se dio por vencido.
"No tengas miedo, lobo. Me llamo Francisco, y estoy aquí para disfrutar del día. ¿Qué haces tú por aquí?" - preguntó Francisco con una sonrisa.
Lobi, un poco sorprendido, salió de su escondite.
"Soy Lobi, y siempre trato de encontrar amigos, pero todos huyen de mí porque creen que soy peligroso." - respondió Lobi tristemente.
Francisco pensó por un momento.
"Pero tú no eres peligroso, ¿verdad?" - dijo, mirándolo a los ojos. "¡Creo que podríamos ser amigos!" -
Lobi no podía creer lo que escuchaba. Un humano quería ser su amigo. Eso era algo nuevo. Desde aquel día, se hicieron inseparables. Francisco visitaba a Lobi en el bosque y juntos jugaban, exploraban y contaban historias.
Un día, mientras estaban en su lugar favorito, Francisco notó que muchos árboles en el bosque estaban marchitos y tristes.
"¿Por qué están tan apagados, Lobi?" - preguntó Francisco, preocupado.
"Parece que no reciben suficiente agua y cuidado, Francisco. Pero no sé qué hacer para ayudarles." - respondió Lobi.
Francisco tuvo una idea.
"¡Vamos a hacer algo! Reunimos a todos mis amigos y hacemos una campaña para cuidar del bosque. Podemos regar los árboles y limpiar el área juntos!" - exclamó Francisco.
Lobi se emocionó con la idea.
"¡Sí! ¡Hagámoslo!" - respondió con entusiasmo.
Así que, al día siguiente, Francisco invitó a todos sus amigos, y juntos llevaron cubos de agua, herramientas de jardinería y mucha energía. Lobi se convirtió en su guía, mostrando dónde estaban los árboles más tristes.
"¡Aquí están los que necesitan más ayuda!" - dijo Lobi mientras señalaba un grupo de árboles secos.
Los chicos comenzaron a trabajar. Riegaban, hablaban y se reían, y poco a poco, los árboles comenzaron a revivir.
Después de horas de arduo trabajo, Francisco miró a Lobi y dijo:
"Te dije que podías ser un gran amigo, y ahora también eres un gran héroe. ¡Gracias por mostrarme lo que se puede lograr cuando trabajamos juntos!"
Lobi se sintió feliz. Había encontrado no solo un amigo, sino también una forma de ayudar a su hogar.
"Nunca supe que podía hacer tanto solo porque decidí ser valiente y mostrarme como soy. Si tenemos un objetivo claro, podemos hacer cosas grandes, sin importar nuestras diferencias." - dijo Lobi con una gran sonrisa.
Los chicos no solo aprendieron a cuidar del bosque, sino que también descubrieron que no debían juzgar a los demás por su apariencia. Con el tiempo, el bosque se volvió un lugar hermoso y alegre, lleno de risas, juegos y esperanza.
Así, Lobi y Francisco siguieron siendo amigos inseparables, demostrando que la valentía y la amistad son verdaderamente poderosas. Y así, el lobo ya no estaba solo, tenía un hogar en el corazón de todos los que habían aprendido a quererlo.
Fin.
FIN.