Sangeles y el Viaje a las Nubes



En la vasta sabana africana, donde el sol siempre brilla y las sombras de los árboles dan vida al paisaje, vivía Sangeles, una jirafa de cuello largo y corazón aún más grande. Desde pequeña, su sueño era explorar el mundo a su alrededor y capturar cada hermoso rincón con su cámara.

Un día, mientras observaba el horizonte, decidió que quería hacer su último gran viaje. " ¡Quiero capturar una imagen panorámica desde el cielo!", dijo emocionada a su familia. "Quiero que todos puedan ver la belleza de nuestra sabana desde arriba."

Su madre, asustada pero comprensiva, le respondió: "Sangeles, el cielo es tan alto... ¿Cómo piensas llegar allí?".

Sin embargo, Sangeles ya había pensado en eso. Había hecho amigos con pájaros de diversas especies: cóndores, aguiluchos y gaviotas. "¡No se preocupen! Mis amigos alados me ayudarán a llegar hasta allá!"

Con gran emoción, comenzó a preparar su viaje. Con sus amigos pájaros, planificaron un trayecto que la llevaría a las montañas más altas, donde podría tomar la foto perfecta. "Lo primero que debemos hacer es volar hasta el Monte Mavuma, el pico más alto de la región", dijo Rayo, el cóndor.

El viaje era largo y lleno de desafíos. Al principio todo fue diversión y risas, mientras volaban, reían y compartían historias. Sin embargo, a medida que se acercaban a las montañas, una gran tormenta inesperada apareció en el horizonte.

"¡Debemos encontrar refugio!", gritó Trino, el aguilucho.

No había tiempo que perder. Sangeles y sus amigos buscaron un lugar seguro entre las rocas. La tormenta rugió feroz, pero en medio de la lluvia y el viento, Sangeles se dio cuenta de algo importante. "¡Nunca nos rendimos! ¡Esto es parte de la aventura!", exclamó, y sus amigos concordaron.

Cuando la tormenta finalmente pasó, el sol brillaba nuevamente y un arcoíris apareció en el cielo. "Miren, es un signo!", dijo Brisa, la gaviota, emocionada.

A medida que proseguían su camino, llegó el momento de escalar la montaña. Sabían que tendría que escalar, pero Sangeles estaba decidida. Con la ayuda de sus amigos, logró llegar a la cima. "¡Lo hicimos!" gritó, saltando de alegría. Sin embargo, aquel lugar también estaba lleno de nubarrones.

-Tengo que tomar la foto ahora, antes de que se vaya el sol!", dijo Sangeles, mientras preparaba su cámara.

Pero, de repente, vio que una densa niebla comenzó a cubrir el paisaje. "¡Oh no!", se lamentó, "¡todo mi esfuerzo!".

Rayo, el cóndor, la miró con una sonrisa alentadora. "No te preocupes, Sangeles. La niebla es también parte del paisaje. Capturemos lo que tenemos aquí. A veces, no todo es como lo planeas, ¡pero siempre puede ser hermoso!"

Inspirada por sus palabras, Sangeles tomó fotos de la niebla cubriendo la sabana, los mágicos colores del arcoíris que daba vida a la escena, y la esencia etérea de su travesía.

Finalmente, cuando la niebla se disolvió, pudo capturar una imagen impresionante de la sabana llena de vida y matices. "Mira, Sangeles, ¡esto es increíble!", exclamó Trino, mirando por encima de su hombro. La imagen reflejaba no solo la belleza de su hogar, sino también la amistad que la había acompañado en el viaje.

Regresaron a casa, donde todos celebraron su regreso con alegría. Sangeles decidió que iba a hacer una exposición con todas sus fotos y la historia de su viaje.

"Lo mejor de esta aventura es que aprendí que las cosas no siempre salen como las planeamos, pero eso no significa que no puedan ser hermosas"," dijo Sangeles a todos sus amigos, mirándolos profundamente.

Su historia se convirtió en una inspiración para todos los animales de la sabana. Ahora cada vez que veían una tormenta, en lugar de asustarse, los animales recordaban a Sangeles y se preguntaban: "¿Qué maravillas podremos descubrir hoy?".

Sangeles y sus amigos demostraron que los sueños son posibles con apoyo y con la mente abierta para encontrar la belleza en lo inesperado.

FIN.

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